¿Cuánto cuesta el amor?

Ana Van den Eynde
 Cuanto cuesta amor

Cuando nos sentimos enamoradas difícilmente analizamos el coste emocional que tiene ese estado, es más, lo disfrutamos y más aún si la persona de la cual estamos enamorados nos corresponde o, al menos, sentimos que lo hace y lo disfrutamos sobremanera. Sin embargo, enamorarse puede ser una conducta experimentada por uno sólo de los miembros de la pareja, tú misma puede estar enamorada de alguien y esa persona desconocerlo y ni siquiera importarle. Nos enamoramos de los ideales, de las carencias afectivas propias o ajenas, de lo similar a nosotros, de lo diferente a nosotros y muchas veces también de lo que nos hace daño consciente o inconscientemente.

Llegamos a pensar el coste del amor como una simple fórmula química y esto va mucho más allá. Cuando nos sentimos atraídos por alguien suponemos que existe algo interno que nos hace tener una percepción positiva a primera vista de la persona querida y puede ser que esta percepción positiva se mantenga hacia cualquiera de las cosas que el otro hace en el futuro. Entonces, la química del amor afecta a áreas a nivel psicológico, fisiológico, celular, social, espiritual, económico y más.

La inversión psicológica


Pensar en el ser amado, respirar al ser amado, soñarle, encontrar en la calle alguien parecido, lugares asociados a él, y pensar todo el tiempo en esa persona como pareja, es similar a un trastorno obsesivo compulsivo. Así, actuamos pensando en el ser querido de forma compulsiva, repetitivamente e irracionalmente, la mayor parte del tiempo.

Es una adicción completa de emociones, sentimientos y fantasías. Experimentamos emociones positivas: alegría, felicidad, aceptación, optimismo, sorpresa, entre otras, cuando activamos su presencia real o imaginaria. En estrecha relación con la parte fisiológica, experimentar felicidad inhibe los sentimientos negativos y favorece un aumento de la energía disponible dejando a un lado pensamientos destructivos. Por esta razón, emergen los deseos intensos de querer estar constantemente al lado de la pareja, o de querer hablarle a altas horas de la noche o simplemente querer oír su voz.

En este sentido, la inversión emocional sí que crece, y corremos el peligro que al desaparecer o fracturarse nuestras expectativas, se derrumben en un fuerte choque psicológico, parecido al que experimentan los adictos con el síndrome de abstención, ante la ausencia del ser amado.

Otro de los riesgos de la inversión emocional, es que una persona se puede volver adicta a querer a otras y entonces hablamos de codependencia o la dependencia afectiva y emocional a otras personas.

La persona amada nos produce también un stress positivo al saber que le veremos pronto. Y un estado de ansiedad, al percibir que una hora pasa como si fuera un minuto a su lado.

La inversión social


En la parte social, el ser reconocido como uno de los miembros de la pareja, conlleva a ser identificado por las personas cercanas (familiares o amigos) y lejanas (conocidos o extraños), como parte de un grupo, de una familia, de ser novios o simplemente pareja. Es contar con una nueva identidad. Ah!, tu eres el novio de..., eres la señora de..., eres el esposo de..., y así los dos son un mismo grupo.

De la misma manera, si pasas de estar sola a estar con alguien más es contar con una compañía, y ello significa la posibilidad de compartir o tener alguien con quien salir, de tener un posible futuro al lado de ... (formar una posible familia), de tener un status social o económico, o de ser identificado como parte de un grupo de pertenencia (somos la familia ...).

Si la inversión en conocer personas en este sentido se pierde, el impacto es dejar de ser parte de ese grupo al cual antes se pertenecía. La cohesión, la solidaridad del grupo, una posible competencia entre sus miembros, luchar por el poder, tener la capacidad de ser empático y entender al otro, contar con formas de resolver conflictos, tener planes de vida en común, son parte normal de la dinámica en pareja. Si estas áreas de convivencia entre ambos miembros transcurren sin dificultades, son observados frente a los demás como si materialmente estuvieran en las nubes y mostrando una actitud socialmente más positiva ante los problemas de la vida. Se convierten en una pareja ejemplar o modelo. De lo contrario se convierten en la pareja conflictiva.

La inversión en el área fisiológica


Experimentar cambios externos e internos forma una totalidad en la inversión de cuánto cuesta el amor.

Detengámonos un momento en nuestras propias reacciones ante la llegada del ser amado:
1. Tensión muscular, sensación de vacío estomacal, sudoración en pies y/o manos u otras partes del cuerpo, respiración acelerada o clavicular, boca seca, rubor en la mejillas, tensión en manos o pies (volverse un poco torpe ante movimientos mecánicos o finos).

2. Liberación de grasas o azúcares al torrente sanguíneo con el propósito de aumentar el rendimiento muscular, inhibición del cortex prefrontal (área relacionada con la lógica, por ello se llega a decir que los enamorados actúan con el corazón y no con la lógica).

3. Producción a nivel celular de feniletilamina (inhibe el hambre y se ve la vida de color de rosa), oxiticina (en las mujeres provoca el reflejo de producción de leche en la lactancia y en los hombres aumenta el rendimiento y la excitación sexual), serotonina (aumenta la presencia de pensamientos y fantasías obsesivas en relación a la persona amada. Cuando estos niveles caen producen depresión o hacen que materialmente alguien enferme de amor), dopamina y norepinefrina (provocan euforia y alegría aunados a sentimientos obsesivos acerca del objeto deseado), además de la producción de feromonas (sustancias químicas que afectan el comportamiento reproductivo de hombres y animales) de ambos miembros de la pareja.

La inversión en la parte económica


Cuando se disfruta de un aparente equilibrio en la convivencia emocional, la inversión económica pasa desapercibida y se convierte en un gusto compartir, para cualquiera de los miembros de la pareja.

Las salidas al cine, de vacaciones, a comer, bailar, pasear en bicicleta, disfrutar una conferencia, nadar, jugar, los pequeños regalos, la inversión en bienes materiales, el médico, la ropa, las diversiones en general, pasan desapercibidas, pues la idea es simplemente disfrutar la presencia de la pareja. Y, poco a poco, la inversión puede ser muy alta. De ello se van a percatar de manera más evidente cuando se entra en conflicto y se hacen cuentas para saber cuánto dinero ha puesto cada cual.

La inversión en la parte antropológica


Esta área, se asocia más a la atracción relacionada con la elección sexual en cuya base se encuentran componentes muy similares a los que llevan a cabo los animales, para así contar con una pareja cuyas cualidades biológicas sean optimas y contar con una descendencia sana.

La inversión en la parte espiritual


Si por alguna razón los miembros de la pareja comparten credos o ideologías diferentes, en la parte inicial de la relación son capaces de respetar los cultos, las costumbres y las formas de pensar, aunque ello contravenga a sus propios principios en esta área importante de la vida. Llegados a una situación de crisis, es uno más de las gotas que derramaran el vaso.

La inversión en la parte eléctrica


Se presentan descargas de impulsos físicos, químicos y eléctricos iniciando en el cerebro, y de neurona a neurona, en lo que se conoce como espacio sináptico, produciendo asociación de estímulos y reacciones sensoriales y motoras ante la presencia del ser amado.

Las neuronas transmiten información electroquímica e intervienen tres tipos de ellas para que esto sea posible: una neurona sensora que recibe información, otra motora que pone en movimiento los músculos y otra de asociación que conecta a las dos anteriores.

El recuento de la inversión


Siendo alterado en su totalidad de pensamientos, palabras y acciones, el cuerpo humano invierte en todas las áreas de su vida, de tal forma que un estado como este, no puede durar eternamente. Existen diversas estimaciones, hay quien dice que dura de 2 a 3 años, en este estado de adicción. Hay también quienes suponen que puede llegar incluso a los 4 años. Por otro lado, según un estudio de la Universidad de Cornell en Nueva York, estamos programados para sentir pasión y emoción entre 18 y 30 meses.

Imagina a una persona enamorada, gastando la misma energía de forma similar a como lo hace un atleta de alto rendimiento, pero dedicado las 24 horas del día a entrenar. ¡El desgaste es impresionante! Por ello, si estar enamorado se termina, produce efectos devastadores en las personas, al grado extremo de no tener deseos de vivir o dejar de creer en el amor. Se produce también, angustia, desasosiego, depresión, ansiedad, celos, tristeza, pesimismo, eustress o stress malo, vacío existencial, pérdida de la autonomía, baja en el sistema inmunológico, aislamiento y rechazo social, síndrome de abstinencia, apego disfuncional, pérdida de identidad como pareja y disminución de la líbido entre otras cosas.

Qué hacer


Hay que ser consciente de que el ideal no existe, aunque al estar enamorado materialmente todo lo vemos positivo, minimizando las malas acciones de la persona amada.

Hay que aprender a desapegarse de las parejas pasando por una etapa de duelo.

Ser consciente de que en la inversión emocional, mientras más se invierte en ella y son más altas las expectativas, existe más riesgo de sufrir en caso de disolverse el vínculo.

Piensa que invertir en una relación afectiva es un acto voluntario y nadie tiene por qué cobrarnos posteriormente la factura.

En caso de terminar una relación, si se produce el síndrome de abstención, se requiere el apoyo de un especialista.

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