Historia de amor para niños: Caperucita roja y el lobo

Laura Sánchez, Filóloga

Historia de amor para niños: caperucita roja

Caperucita roja iba cada mañana a llevarle a su abuela, que estaba enferma y no podía levantarse de la cama, una cesta con comida para que la abuela no tuviera que cocinar. Sin embargo, todos los días, a la mañana siguiente, la abuela le contaba a su nieta la misma historia: que el lobo feroz había entrado en su casa y se había llevado toda su comida. Poco imaginaban Caperucita y su abuela que de este episodio nacería una historia de amor.

Un lobo no tan feroz

A Caperucita le extrañaba mucho que ese lobo que veía cada mañana tumbado bajo un árbol del camino y que sacudía la cola cuando pasaba, pudiera hacerle daño a su abuela. Pero estaba muy preocupada porque su abuela, en realidad, no podía moverse. La abuela siempre decía que ella no veía al lobo, solo le oía entrar y llevarse su comida.

Caperucita roja no sabía qué hacer al respecto, ni cómo terminar con el saqueo del lobo, porque la verdad es que tenía miedo de enfrentarse al animal. El propio cazador, que estaba siempre en los bosques rondando el camino que hacía Caperucita hasta casa de su abuela, la había advertido que tenía que tener mucho cuidado con el lobo feroz.

Sin embargo, Caperucita era una nieta decidida y un día, al salir de casa de su abuela, se escondió para pillar al lobo en su robo diario. Lo que vio la dejó atónita, pues no era el lobo, sino el cazador, quien entraba a la casa de su abuela y haciendo el sonido de un lobo, se llevaba la cesta de comida.

Amor por los animales

Fue entonces cuando Caperucita entendió que el lobo no era tan feroz, que ni siquiera podía tener la maldad humana del cazador. Así que a la mañana siguiente se paró cuando se encontró con el lobo. Le dio algo de la comida que llevaba para su abuela y le acarició el lomo. El lobo se lo agradeció y la acompaño todo el camino.

El susto de la abuela cuando vio a Caperucita entrar con el lobo fue mayúsculo, pero Caperucita le explicó que el lobo feroz sería su guardián. El lobo la protegería del cazador y ella podría comer tranquila. Y así es como empezó este historia de amor y de lealtad de un animal salvaje y una persona necesitada.

Porque el lobo se quedó a vivir en casa de la abuela. Y Caperucita iba cada mañana a llevarle la comida a su abuela, pero también al lobo, que siempre estaba vigilante para que el cazador no pudiera ni acercarse. Y es que no siempre podemos encontrar amor en las personas, pero siempre lo encontraremos en los animales.

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