El Síndrome de Cenicienta y la dependencia de un príncipe azul que no llega

Laura Sánchez, Filóloga

El tradicional cuento de la Cenicienta se basa en una jovencita que es rescatada de su problemática vida por un apuesto príncipe que, suponemos, debía ser muy, muy azul. Vida problemática, príncipe azul y rescate son las palabras clave que se nos quedan grabadas en nuestro inconsiente desde niñas. Para añadirle un toque más moderno a la historia, llegaron Julia Roberts y Richard Gere para protagonizar una de las películas más vistas de las últimas décadas, 'Pretty Woman', pero el fondo es el mismo. De esta forma se hace un poco difícil dejar de esperar a ese príncipe azul que ha de venir a rescatarnos algún día.

El Sindrome de Cenicienta

Y lo cierto es que no hay nada de malo en buscar a ese hombre ideal con el que compartir nuestra vida y confiar en que algún día llegue, si es que no ha llegado ya. Tampoco hay nada de malo en creer en el amor y en desear amar y ser amadas. El problema es cuando creemos que nuestra vida no vale la pena si no tenemos el amor de nuestra pareja perfecta.

El Síndrome de Cenicienta lo padecen aquellas mujeres que tienen un miedo irracional a la independencia y a estar solteras porque lo identifican con la soledad. Pero el trastorno surge por una inseguridad tal que se ven incapaces de sobrevivir sin una compañía masculina que les resuelva sus problemas.

Este Síndrome de Cenicienta tiene muchas semejanzas con la adicción al amor. Necesitan a su príncipe azul porque la vida las supera, porque no pueden hacer frente a los contratiempos del día a día solas y porque están convencidas de que la única forma de amor es la de una pareja.

El príncipe que no llega

Pero todas sabemos que el príncipe azul se suele hacer esperar o que cuando llega, tarda poco tiempo en convertirse en sapo. Así que estas muejres que padecen el Síndrome de Cenicienta están envueltas en una eterna insatisfacción vital por no tener a su hombre ideal que las rescate de su vida.

La cuestión es que si dedicas todos los esfuerzos de tu vida únicamente a encontrar a ese príncipe azul con la esperanza de que entonces conseguirás ser feliz, estás cerrando la puerta a tu propio desarrollo personal. Cada una de nosotras somos capaces de ser felices por nosotras mismas, sin necesitar a un hombre que nos saque las castañas del fuego.

Si analizamos la situación objetivamente, a los hombres tampoco les gusta rescatar muchachas indefensas. Prefieren ser compañeros de mujeres independientes y seguras de sí mismas, sin que todo el peso de la relación caiga sobre ellos, sino que sea compartido. Y si encuentras uno de esos hombres que se empeñan en rescatarte de su vida, desconfía, porque probablemente caigas sin remedio en una relación dependiente y destructiva.

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