Etiquetas activas: cómo evitar el despilfarro de comida

Marta Valle

Una problemática común en muchos de los hogares cuando compramos alimentos y los usamos parcialmente es la inexactitud de las etiquetas actuales a la hora de informarnos de la seguridad y el estado de los mismos. Esta es una de las mayores causas por las que se despilfarran enormes cantidades de alimentos a lo largo del año. Para paliar un derroche de tal calibre existen soluciones tales como las que plantean las llamadas etiquetas activas o inteligentes, que permitirán conocer, a través de aplicaciones móviles, si un producto es apto o no para su consumo.

Exactitud al obtener información de los alimentos

Las etiquetas activas pueden indicarnos si los alimentos que las llevan han sufrido algún tipo de deterioro o alteración o si, por el contrario, están en condiciones de ser consumidos. También pueden proporcionar otro tipo de información importante como son los valores nutricionales que aportan los productos en cada caso.  Estos datos se obtendrían en la pantalla de un teléfono móvil -o cualquier otro dispositivo con cámara integrada como tablets u ordenadores portátiles- al acercarlo a la etiqueta al modo de los códigos de respuesta rápida (QR).

Con la llegada de la tecnología implantada en los smartphones o teléfonos inteligentes ha sido posible el desarrollo de las etiquetas inteligentes sin que conllevara grandes costes, cuestión que no habría podido ser abordada en décadas previas.

Las etiquetas activas van a permitirnos disponer de un control más exhaustivo sobre los alimentos que almacenamos en nuestras casas. Éstas podrán disiparnos las dudas acerca del estado de los productos que hayamos abierto y dejado en algún armario o refrigerador durante algunos días.

Soluciones para el despilfarro de alimentos

Estas etiquetas pueden detectar cambios en la concentración de gases de los alimentos, modificaciones en su temperatura, en la humedad e, incluso, en la aparición de microorganismos que puedan resultar nocivos. Cuando el producto en sí ha superado su temperatura crítica, las etiquetas inteligentes se activan modificando su coloración de forma permanente y proporcionando la información exacta de la fecha en la que se superó dicho límite.

De la misma manera esta tecnología detecta la presencia de gases como el oxígeno o el anhídrido carbónico. Existen modelos que son capaces de absorberlos para evitar, de esta forma, que se produzca un deterioro en el alimento y protegiéndolo de modificaciones en su color, su sabor o sus propiedades nutricionales.

Como vemos, aunque se trata de un sistema que se encuentra en una fase de iniciación, podemos observar cuáles pueden ser sus potenciales aplicaciones. La mera ayuda para evitar el despilfarro masivo de alimentos puede suponer un gran ahorro para las economías familiares. Permaneceremos expectantes para conocer cuáles son los primeros productores que comienzan a insertar estas etiquetas activas en sus alimentos.

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