Cómo afecta el calor a la depresión

Laura Sánchez, Filóloga

La mayoría de las personas piensan que la época más propicia para sufrir una depresión es el otoño o el invierno. Y efectivamente, la escasez de luz y periodos como las Navidades pueden favorecer la aparición de determinados trastornos emocionales.

Pero el desánimo, la apatía o la tristeza pueden aparecer también en verano a consecuencia del calor. Te contamos cómo puede afectar el calor a la depresión.

Depresión al sol

Si las causas de la depresión invernal son más bien fisiológicas, porque el organismo echa en falta la luz del sol, la depresión veraniega viene provocada fundamentalmente por motivos psicológicos. Si bien es cierto que el calor puede provocar por sí mismo un aumento de la irritabilidad y el mal humor.

Uno de los factores que favorecen la depresión en verano es el estético. Con el calor y las altas temperaturas nos vemos obligadas a quitarnos más ropa o, al menos, a destapar nuestro cuerpo. Un cuerpo que no siempre está en el peso que deseamos, con la firmeza que esperamos y con el color moreno que requieren los cánones.

Aunque parezca una frivolidad, son muchas las personas, especialmente mujeres que pueden ver cómo su ánimo va decayendo, su humor se va transformando y su energía queda reducida a nada con los primeros rayos de sol. Personas que no han aprendido a aceptar su cuerpo tal y como es y que temen las críticas de los demás.

Depresión y soledad en verano

Pero el principal motivo del aumento de número de casos de depresión en verano no es el estético, sino otro más emocional: la soledad. El calor es el elemento indispensable para fomentar las relaciones sociales. Estampas de un grupo de amigos tomando copas en una terraza o pasando la tarde en la playa entre risas y confidencias son muy típicas de la temporada estival.

También es el calor el que fomenta la práctica de actividades al aire libre, deporte, excursiones, visitas al campo o a exposiciones, todas ellas para realizar en grupo disfrutando de las altas temperaturas. Ocurre que muchas personas no disponen de un grupo de amigos, o no se sienten integradas lo suficiente como para compartir ese grupo de planes.

Y es entonces cuando el sentimiento de soledad aparece con tanta fuerza que puede llegar a la depresión. Porque la soledad no es sinónimo del frío invierno. En invierno se trata de una soledad compartida, ya que muchas personas la sienten y, por eso mismo no es tanta soledad. Sin embargo, la del verano es una soledad individual, una soledad de verdad que te aleja de la gente mientras los grupos se divierten.

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