El gimnasio, ¿bueno o malo para el dolor de espalda? Consejos y recomendaciones

Marta Valle

Acudir a un gimnasio a realizar entrenamiento de pesas o cualquier otro deporte tiene, al menos potencialmente, una serie de ventajas que resultan bastante obvias. Podemos desarrollar y fortalecer un grupo muscular determinado, como pueda ser la espalda, en un tiempo relativamente corto. Dado que el estilo de vida actual nos ha recluido en grandes urbes donde es complejo, en ocasiones, encontrar espacios públicos en los que practicar deporte, el gimnasio se ha convertido en una de las pocas alternativas para ejercitar nuestro cuerpo.

Sin embargo, el entrenamiento llevado a cabo en un gimnasio también puede conllevar grandes riesgos para nuestra salud. Si no ponemos atención en realizar los ejercicios correctamente, podemos generar lesiones en la espalda o cualquier otra zona que estemos intentando potenciar.

Evitar los dolores de espalda en el gimnasio

Algunos ejercicios realizados con máquinas, con barras de peso o mancuernas pueden exponer nuestra espalda a riesgos de lesiones, especialmente a aquellas que suframos alguna patología o tengamos un historial de dolencias en dicha área. En primer lugar, se recomienda calentar correctamente, de modo que podamos preparar eficientemente nuestro cuerpo para la actividad física que vamos a desarrollar. En los entrenamientos con pesas, una buena forma de calentar radica en la repetición sin peso, en una serie inicial de 12 o 15, de los movimientos que nos vamos a disponer a realizar a continuación. Si trabajamos con poco peso, puede venir bien el ejercicio cardiovascular en bicicleta o elíptica previo al entrenamiento en sí.

Cuando trabajamos un músculo en concreto, debemos aislarlo perfectamente de modo que evitemos sobrecargar otro. En estos casos, tiende a ser especialmente sensible la espalda. Algunos ejercicios recurrentes en el entorno del gimnasio y que realizados de forma incorrecta pueden llegar a lesionar esta zona son las sentadillas con carga, el desarrollo lumbar mediante extensiones o hiperextensiones, la polea tras nuca y los ejercicios de remo. El consejo constante radica en procurar mantener la espalda recta, no forzarla y aislarla cuando no la estemos trabajando específicamente.

Para evitar una serie de movimientos incorrectos que puedan devenir en dolencias graves, debemos contar siempre con la aprobación de los monitores del gimnasio para que vigilen y corrijan constantemente nuestras posturas en los entrenamientos.

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