Los beneficios de la polémica carne de caballo

Marta Valle

Durante el pasado mes de Enero, saltó la alarma en toda Europa cuando diferentes autoridades en materia sanitaria y diversas organizaciones de consumidores detectaron la presencia de carne de caballo en hamburguesas comercializadas como vacuno. Lejos de hurgar en polémicas que más tienen que ver con el lado publicitario y comercial que con el sanitario en sí mismo, y dado lo proclives que somos a las alarmas cuando se trata de cuestiones referentes a la salud y a la alimentación, hemos decidido realizar un análisis de las diferentes propiedades que presenta la carne de caballo cómo producto de consumo.

Propiedades de la carne de caballo

 

A pesar de lo reacios que podamos ser a consumir voluntariamente la carne de caballo, se trata de un alimento que posee multitud de cualidades. Por sus propiedades, suele recomendarse especialmente a pacientes que sufren dolencias nutricionales cómo la anemia o la diabetes. Está caracterizado por su alta composición en fibra, vitaminas, proteínas y minerales cómo el zinc, potasio, calcio, hierro, magnesio, sodio o yodo.

La carne de équidos es muy rica en las llamadas vitaminas liposolubles, esencialmente las pertenecientes al grupo B, y dispone de un contenido en proteínas superior al de la carne de vacuno. A su vez, destaca por su bajo contenido en grasa –alrededor de 2 gramos de grasa por cada 100 gramos de producto-, así cómo por su alta composición en hierro.

Cabe enfatizar la importante presencia de zinc en este producto cárnico, ya que este mineral facilita el almacenamiento y la asimilación, por parte de nuestro organismo, de la insulina. También ayuda a reducir la sensación de fatiga e interviene en el tránsito a la retina de la vitamina A.

Formas de comer carne de caballo

Es tradición, sobre todo en ciertas regiones del Norte de España, elaborar esta variedad cárnica en forma de embutido, lo que comúnmente se denomina cecina de caballo. De esta manera, suele ser habitual su presentación por sí sola a modo de entrante, o cocinarla con un revuelto de ajos, junto a huevos escalfados o, incluso, en ensaladas.

En su variante fresca, la carne de caballo puede exponerse del mismo modo que se hace con otros productos cómo puedan ser el vacuno, el pavo o el pollo. De esta forma, es habitual encontrar hamburguesas, bistec o albóndigas de caballo. 

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