Comer en familia, más sano y equilibrado que comer sola

Saúl C. Montaño Quintanilla

El ritmo de vida actual, las prisas, el estrés y los horarios imposibles hacen que muchas veces no le dediquemos el tiempo y el esmero necesarios a la hora de la comida. Por eso a veces comemos rápido y comemos mal. Calentamos lo que más a mano tenemos sin preocuparnos de llevar una alimentación variada y saludable. Esta tendencia a comer cualquier cosa se incrementa cuando comemos solos y no estamos pendientes de los demás.

Comer en familia

Sabemos que no siempre es posible comer en familia. Ya sea por la incompatibilidad de horarios o porque vivimos solos, a veces nos resulta imposible reunirnos con los nuestros a la hora de comer. Sin embargo los beneficios de comer en familia son numerosos, especialmente en el caso de los niños y adolescentes.

Además de fomentar el sentimiento de unidad y de pertenencia a un grupo, en este caso el familiar, comer en familia hace que los niños tengan menos tendencia a la obesidad al comer más variado y más sano, y al reducir considerablemente la ingesta de bollería y refrescos. Diversos estudios demuestran que al comer en familia se incrementa el consumo de frutas, verduras, fibra, calcio y vitaminas, por lo que los jóvenes crecen más saludables.

Se observa también un mayor esmero a la hora de programar menús equilibrados y variados cuando se come en familia que cuando se come solo. Pero cuando hablamos de comer en familia nos estamos refiriendo a las comidas diarias que se producen en el seno del núcleo familiar, porque los eventos especiales donde se reúne mucha gente suelen tratarse de comidas copiosas no especialmente saludables.

Comer sola

Por el contrario, si no tenemos que ocuparnos de preparar un menú familiar, la tendencia es consumir los alimentos más por nuestras apetencias que por nuestras necesidades. También es muy habitual la pereza a la hora de cocinar cuando estamos solos, pero sólo tenemos que proponernos ser un poco más constantes a la hora de cambiar nuestro hábitos alimentarios.

Así pues, todo es cuestión de planificación, y si somos conscientes de la importancia que tiene una dieta sana y equilibrada para mejorar nuestra calidad de vida, podemos conseguir hacer nuestros menús diarios en solitario mucho más saludables.

Lo ideal es programar un menú variado en el que abunden las verduras, la fruta y el pescado, sin olvidarnos de las legumbres y de aportar a nuestro organismo las vitaminas y minerales que necesite. Podemos dedicar un día del fin de semana a cocinar para toda la semana y disponerlo en envases individuales en el frigorífico o en el congelador según las necesidades de los alimentos. De esta forma, tendremos a mano, la comida diaria y no tendremos que tomar la decisión de qué cocinar cuando llegamos del trabajo.

Por otro lado, para un adulto puede suponer una ventaja comer solo, si se programa bien, porque puede organizarse mejor, sin estar pendiente de otros miembros de su familia, ni de sus necesidades, ni de sus gustos.

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