Falsos mitos: las vitaminas en el zumo

Marta Valle

Cuántos de nosotros habremos escuchado en alguna ocasión salir de las bocas de nuestras madres palabras parecidas a éstas: "¡Bébete el zumo rápido que se le van todas la vitaminas!". Frase recurrente dónde las haya que alude a una supuesta pérdida de las propiedades beneficiosas que nos aportan los jugos de frutas a medida que transcurren los minutos.

El zumo de naranja y sus vitaminas

Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto?, ¿realmente se van las vitaminas a algún lado? Este mito está relacionado, sobre todo, con algunos de los beneficios que aporta a nuestro organismo el zumo de naranja y la famosa vitamina C. Hay que aclarar que, en este caso, las vitaminas no se marchan a ningún lado, sin embargo resulta absolutamente pertinente afirmar que existe un proceso de degradación de este compuesto debido a la oxidación.

El llamado ácido ascórbico –o vitamina C- es uno de los que se oxida con mayor facilidad. Este proceso se origina por el contacto del oxígeno tanto en la superficie del zumo cómo en el interior del líquido. En su composición, gran parte del jugo de naranja es agua y, cómo es sabido por todos, cada molécula de este elemento posee una parte de oxígeno por cada dos de hidrógeno.

Existe un proceso paralelo que favorece este tipo de reacción. No es otro que la acción del sol y el calor, que propicia que la oxidación sea mucho más rápida, de ahí que los zumos industriales tiendan a conservarse en frigoríficos o refrigeradores, así como envasarse en recipientes opacos.

La incidencia de la oxidación en otras vitaminas


La vitamina A también resulta ser muy sensible a la acción de la luz del sol, por lo que puede degradarse con excesiva facilidad si se encuentra expuesta. Este componente lo podemos encontrar fundamentalmente en hortalizas como la zanahoria y en frutas como el pomelo o el albaricoque. De esta forma, si nos preparamos un zumo con cualquiera de estos alimentos, deberemos ser raudos a la hora de tomarlo si queremos que conserve todas sus propiedades beneficiosas para nuestro cuerpo.

En definitiva, lo más aconsejable es consumir con inmediatez cualquier zumo o plato que preparemos mediante la utilización de la fruta. Es posible conservarlos en recipientes opacos y refrigerados, conservando de esta manera buena parte de sus cualidades pero, en ningún caso, su totalidad. En este mismo principio reside la importancia de consumir productos frescos de temporada, ya que al haber sido recogidos recientemente no han sido expuestos en exceso a al oxígeno y a la luz.

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