Comida de colores: cómo elegimos los alimentos según su color

La psicología en la alimentación

Laura Sánchez, Filóloga

Sabemos que los colores influyen en nuestro estado de ánimo y en torno a esta idea se ha desarrollado toda una psicología del color que analiza nuestras reacciones ante la percepción de un color determinado en nuestro entorno. Así por ejemplo, el rojo se asocia con la pasión, el naranja con la alegría y la juventud, el verde con la esperanza y el azul con la tranquilidad. Y si los colores son importantes en el entorno que nos rodea, no lo es menos en la alimentación, y según el color de los alimentos los percibimos más o menos sabrosos.

Comida de colores

La comida nos entra primeramente por la vista y según el color que tenga podemos sentirnos atraída por ella o, por el contrario, rechazarla totalmente. Esto es algo que saben los fabricantes de productos alimentarios y es la principal razón del uso de colorantes en los alimentos. Porque no se trata únicamente del color que tengan un alimento fresco, sino del atractivo que sea capaz de generar en el largo proceso hasta su consumo en la mesa.

Parece ser que el color rojo en la alimentación es el preferido por el consumidor en cualquier parte del mundo, seguido del naranja y el amarillo. Se trata, en cualquier caso, de colores que los alimentos tienen de forma natural. Por eso, cuando nos encontramos ante un color poco frecuente en un alimento tendemos a rechazarlo. Eso es algo que ocurre, por ejemplo, con el azul y, en menor medida, con el morado.

Cuando un alimento se torna de color azul implica, por lo general, que está en mal estado y que podemos intoxicarnos, de ahí viene el rechazo inconsciente que nos producen los alimentos de esta tonalidad, incluidas gominolas y helados, que son los menos consumidos. Por su parte, el verde es un color más aceptado y, aunque el color verde en la carne también es signo de toxicidad, es un color que se relaciona más con las verduras y, por lo tanto, con la seguridad de estar comiendo un alimento sano.

Los colorantes alimentarios

En el aspecto final de los alimentos juegan un papel fundamental los polémicos colorantes alimentarios. Son polémicos porque no se ha conseguido demostrar que no sean perjudiciales para la salud y, sin embargo, lo que sí se ha demostrado es que no interfieren en la calidad y conservación del producto. Por lo tanto, su uso carecería de toda utilidad.

Se pide a los fabricantes que utilizan colorantes en los alimentos que usen la menor cantidad posible, que se incorporen fácilmente al alimento, que no se vea afectado por los cambios de luz o de calor y que no tenga un olor o sabor desagradable. Y, por supuesto, que no ponga en peligro la salud de la personas que lo ingieren. Sin embargo, no siempre se cumplen estas recomendaciones y se han dado casos de intolerancia a algunos colorantes provocando problemas de salud tales como urticaria crónica o asma.

La polémica seguirá rodeando el uso de los colorantes alimentarios, pero de lo que no cabe duda, es de cómo afecta el aspecto y el color de los alimentos en nuestra predisposición a consumirlo

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