Guía de convivencia entre hermanastros

Laura Sánchez, Filóloga

Sabemos lo dolorosa que es una ruptura sentimental. Especialmente si hay hijos de por medio, las cosas pueden llegar a complicarse mucho y te esperan unos meses bastante desalentadores. Pero todo pasa y con el tiempo, tienes todo el derecho a rehacer tu vida con una nueva pareja y formar una familia. Eso sí, tendrás que afrontarlo con toda la entereza del mundo, porque unir a dos familias es una de las cosas más complicadas. Si lo que te preocupa es la convivencia entre hermanastros tienes que tener muy claro que las claves son paciencia, cariño y diálogo.

Nuevas familias, nuevos hermanos

Si para los adultos es difícil aprender a manejar los cambios, los niños son mucho más sensibles a cualquier transformación de su vida cotidiana. Entrar a formar parte de una nueva familia puede hacer que aparezcan sentimientos incontrolables de envidias, celos o enfados, debido a la incomprensión que rodea la nueva situación.

Cuando dos personas adultas deciden vivir en pareja junto con los hijos de ambos supone romper todos los esquemas vitales de los niños, que están acostumbrados a unos hábitos y a unas normas que seguramente van a cambiar con la nueva situación familiar. Cambiar de casa, puede que de colegio y aceptar la presencia de nuevas personas en el núcleo familiar no es fácil de asumir para ningún niño.

Las dudas fomentan la inseguridad de vuestros hijos que no saben muy bien a qué atenerse. ¿Tu nueva pareja es su nuevo padre? ¿Qué pasa con su padre biológico? ¿Los hijos de tu pareja son sus hermanos? ¿Tú eres la madre de otros niños? En medio de toda esta confusión lo normal es que aparezcan problemas de convivencia en forma de discusiones, comportamientos amenazadores, chantajes emocionales y rebeldía.

Lo que tienen que tener claro tus hijos

Para evitar en la medida de lo posible estos conflictos derivados de la nueva situación familiar, tus hijos y los de tu pareja van a tener que entender una serie de puntos básicos, y tu pareja y tú sois los encargados de hacérselo ver. No vas a dejar de querer a tus hijos porque haya nuevos niños en la familia, a los que también tendrás que dar todo tu cariño pero sin querer sustituir a su propia madre.

Los nuevos hermanos no han llegado para destruir la relación que tienes con tus hijos, sino para enriquecerla, así que tus hijos tienen que ver a sus hermanastros como personas cercanas con las que van a convivir a partir de ahora. Y de todos depende crear el buen ambiente familiar. Pero si los adultos se encargan de resaltar los aspectos positivos del cambio, los niños tendrán más facilidad para adaptarse a sus nuevos roles.

Evidentemente, las normas de convivencia se transformarán, puesto que ahora hay más personas viviendo juntas, pero ni tu pareja puede inmiscuirse en la forma de educar a tus hijos, ni tú debes entrometerte en la de los hijos de tu pareja. Esto quiere decir que, si bien el respeto debe ser común, tendrá que haber dos figuras que impongan la disciplina; cada uno la de sus propios hijos. Con bastante paciencia y teniendo siempre bien claro que lo más importante es la felicidad de vuestros hijos, conseguiréis hacerles ver las ventajas que supone tener hermanastros.

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