Fulares: usos originales para sacarles partido

Leiore Garaio

Ha llegado la primavera y las bufandas de lana se han ido al fondo del armario mientras que pañuelos y fulares recuperan el protagonismo. Además de llevarlos al cuello, que suele ser su uso principal, aquí te damos seis originales opciones más para que saques a tus fulares y pañuelos el máximo partido:

Como cinturón

Puedes usar un pañuelo de colores vivos como cinturón. Sólo tienes que usar un pañuelo un poco grande, juntar las esquinas opuestas haciendo un triángulo, enrollarlo y anudarlo a tu cintura. El resultado es de lo más fresco y original.

En el pelo

En este caso tienes varias opciones. Un pañuelo pequeño como remate para una coleta dará a tu peinado otro toque cubriendo la goma del pelo. Con los fulares y pañuelos grandes puedes hacerte un turbante o ponerlo cubriendo tu pelo y haciendo un nudo en la nuca, a lo Jack Sparrow. Son perfectos para proteger tu pelo los días de sol intenso (o para disimular un mal peinado).

Como un jersey

Según llega el verano te puedes encontrar con que hace más frío dentro de algunos sitios que en la calle por culpa del aire acondicionado. Ponte el fular cubriendo tus brazos desde los hombros. Para evitar que se te caiga, envuelve tus brazos en la tela y ata los extremos por detrás de tu espalda, dejándola floja para que te deje mover los brazos. De esta manera te habrás hecho unas mangas que te protegerán de la incómoda sensación de frío.

Como bolso

El Furoshiki es una antigua tela japonesa que se usaba para transportar y proteger cosas. Con unos pocos nudos eran capaces de hacer todo tipo de envoltorios, entre ellos bolsos para llevar al hombro. Se pueden hacer de varios tipos. Por ejemplo, extiende la tela, coloca tus cosas en el centro de la tela (mejor si es cuadrada) y anuda las puntas no-enfrentadas de tu fular. Pasando tu brazo por debajo de los nudos tendrás dos asas. El peso de tus cosas impedirá que se caigan. También puedes pasar uno de los nudos por debajo del otro y te quedará un bolso con un asa. Puedes encontrar gráficos muy claros con esta técnica en Internet.

Para la playa

Vas a la playa y está previsto hacer algo interesante después. Eliges tu conjunto cuidadosamente, pero tu bolso parece la joroba de un camello de lo lleno que está. Si tienes un fular grande, deja la toalla y el jersey en casa. En la playa podrás usarlo de toalla y después te servirá de abrigo (o de complemento) si refresca o si acabáis en algún sitio con el aire acondicionado a tope. Aunque si eres de las que se bañan en el mar igual sí necesitas la toalla.

Para tu bebé

Si eres mamá, un fular puede ser muy útil los días de sol. Colocado sobre el cochecito, un fular finito tamizará la brillante luz del verano mientras tu bebé duerme. En lugares con el aire acondicionado muy fuerte puedes usarlo de manta para proteger al niño. Si el fular está hecho con un tejido fuerte podría servirte de improvisado portabebés o de hamaca, siempre que sepas hacerle los nudos. Y si en un restaurante tu bebé quiere participar y ya se sienta erguido, puedes ponerlo a la mesa con vosotros rodeando su cintura con el fular y después atándolo a la silla para evitar que se caiga mientras participa de la comida familiar.

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