Los hábitos sanos y perjudiciales más comunes en las mujeres

Maite Nicuesa

Un hábito es una acción que se convierte en costumbre. Es decir, que a base de ser interiorizada, llega un momento en que la persona realiza esa acción casi de una forma automática. Un hábito tiene tal fuerza y tal poder a nivel emocional, que por eso, cuesta tanto romper las cadenas de los hábitos que son negativos y que por supuesto, afectan a la mujer. Por ejemplo, dejar de fumar es todo un reto. Otro hábito negativo difícil de romper puede ser la impuntualidad: existen personas que por sistema llegan siempre tarde a una cita o con el tiempo justo al trabajo. Otros hábitos emocionales negativos son la desconfianza en ti misma, la inseguridad o la vanidad. Existen otro tipo de hábitos negativos que influyen más en el bienestar externo, por ejemplo, ser una persona desordenada.

Hasta ahora, se pensaba que para afianzar un hábito era necesario que transcurriesen 21 días de constancia. Sin embargo, un estudio reciente elaborado por University College viene a mostrar que en realidad, son necesarios 66 días para poder interiorizar de verdad una nueva costumbre. Y además, conviene precisar que se trata de 66  días seguidos. Por ejemplo, en el momento en que inicias una dieta y la rompes por falta de voluntad, tienes que empezar de nuevo y volver a intentarlo.

¿Cómo se adquiere una manía?

En muchas ocasiones, las manías se adquieren a través de la educación que hemos recibido. Es decir, terminamos interiorizando muchas de las costumbres que en la niñez nos inculcaron nuestros padres o vimos en ellos y las terminamos imitando. Por ejemplo, es posible adquirir hábitos negativos en el plano de la comunicación. Un hábito negativo en este sentido es el de poner la televisión en las comidas familiares o mientras otra persona te está hablando. En otras ocasiones, el plano subjetivo también puede llevarnos a practicar algunas costumbres. Así sucede en el caso de las supersticiones: rituales vinculados con la buena suerte. El ritmo de vida actual y el entorno también favorecen cierto tipo de costumbres. Por ejemplo, todas aquellas que tienen que ver con la dependencia desmedida de las nuevas tecnologías.

Dentro de los hábitos femeninos positivos, existen muchos: por ejemplo, la puntualidad. Del mismo modo, las rutinas para relajarnos, por ejemplo, con un baño de espuma, o el deseo de llevar una dieta saludable. La constancia a la hora de realizar ejercicio físico. Adoptar el compromiso de ir a clases de yoga. Tener la firmeza de respetar el horario de estudios que te has marcado.

¿Por qué los hábitos buenos son positivos?

Los hábitos saludables fortalecen tu voluntad, por ello, también te sientes más libre y capaz de decir que no a ciertas cosas. Por supuesto, un hábito también es un aprendizaje emocional que refleja un alto grado de Inteligencia Emocional. Los datos aportados por esta reciente investigación han sido publicados en un artículo en la web Muy Interesante.

Puedes elaborar una lista de cinco hábitos que consideres que son negativos. Después, elige uno que quieras cambiar y modificar a partir de ahora. Elabora un plan de acción para lograrlo y ¡disfruta con tus logros!

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