La depresión llega con el invierno y el frío

El invierno puede provocar una gran tristeza

Napoleón Fernandez

El ciclo vital de la naturaleza influye en el ánimo y la conducta humana mucho más de lo que sospechamos. La aparición de las flores en la primavera, y el incremento de la temperaturas en el verano, suelen marcar un alza en el biorritmo de muchas personas; así como la caída de las hojas en otoño y la necesidad del abrigarse y usar calefacción en invierno, coincide más de la cuenta con lo que algunos especialistas denominan Transtorno Afectivo Estacional.

Trastorno Afectivo Estacional

Este mal se incluye en el grupo de las depresiones endógenas que no siempre son explicables por los antecedentes patológicos del enfermo y sí pueden asociarse a la disminución de las horas de iluminación solar, motivo que según los cálculos de los especialistas, es responsable de que alrededor del 30% de la población sufra el denominado trastorno, sobre todo en las zonas geográficas de clima continental donde las diferencias entre las estaciones son muy notables.

Estudios basados en la fotobiología muestran que una carencia crónica de luz puede ocasionar, además del Trastorno Afectivo Estacional, insomnio, estrés, ansiedad, cefaleas, mareos, fatiga crónica, raquitismo, incluso inapetencia sexual, impotencia e infertilidad.

El asunto es que la falta de luz solar induce a cerebro a ordenar la liberación de ciertas hormonas reguladoras del sueño, el apetito o la temperatura corporal, una de ellas es la melatonina, esencial para manejar los ritmos y hábitos estacionales y el control de la temperatura corporal. Es usual entonces que en otoño e invierno, cuando los períodos de luz solar son más cortos, se produzca una cantidad mayor de esta hormona y se reduzca, por tanto, su contraria, la serotonina, responsable de los estados de ánimo, y desencadenante de la depresión si sus niveles de secreción se mantienen bajos durante mucho tiempo.

Consejos contra la depresión en invierno

Pero que sea este un proceso subordinado a la naturaleza no quiere decir que tengamos que quedarnos de brazos cruzados. Lo primero para combatir la depresión en invierno es regular la dieta y los niveles de iluminación en nuestra oficina y hogar.

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