¿Eres una mujer acelerada?

Napoleón Fernandez

Hace unos años el obstetra y ginecólogo norteamericano Brent Bost lanzó al mercado el libro The hurried woman síndrome o Síndrome de la mujer acelerada, que muy pronto se convirtió en un éxito editorial. En él proponía un nuevo diagnóstico para un mal que en su opinión afecta al 25% de las norteamericanas de entre 25 y 55 años, y que según sus estimaciones podría tener igual prevalencia en occidente.

Se trata del Síndrome de la mujer acelerada, que según Bost aparece, sobre todo, en madres jóvenes que intentan compaginar la vida profesional con las atenciones a un hogar, a su pareja y a los hijos, pero que también puede afectar a mujeres solteras y madres de familia que enfrentan en solitario, o con poca ayuda, obligaciones múltiples que le desatan un estrés crónico.

Síndrome de la mujer acelerada

La causa del mal radica en aceptar como normal un estilo de vida acelerado que conduce a ciertos síntomas que a su vez multiplican el estrés, entre ellos el aumento de peso, el descenso de la libido o deseo sexual, la apatía, los cambios de humor, las alteraciones del sueño y las disfunciones digestivas.

"Con el tiempo, esos síntomas conducen a un estado pre-depresivo, no tan serio como la depresión declarada, pero que hay que vigilar", asegura el ginecólogo y también recomienda consultar al médico de cabecera para que descarte otros trastornos orgánicos como pueden ser anemia, hipotiroidismo o algún tipo de infección o anomalías metabólicas.

Una vez completado ese trámite de rigor, se puede pensar entonces en el Síndrome de la mujer acelerada propuesto por Bost que a pesar de ser relativamente nuevo cuenta con el aval de otras instituciones especializadas en el tema femenino como el Centro de Medicina Sexual de la Mujer de la Universidad de California (EE.UU.) de dónde su codirectora, la Doctora Laura Berman ha reconocido que "la principal dificultad de este trastorno es que poca gente lo reconoce como tal y las mismas las mujeres no interiorizamos la idea de que estamos esforzándonos demasiado por lo que algunos médicos ni siquiera consideran el problema porque piensan que el estrés forma parte de nuestra vida".

Antidepresivos y terapia psicológica contra el estrés

"Los hombres sometidos a estrés generan preferentemente una respuesta de lucha y producen testosterona — explica Bost— y a menudo, esa reacción estimula en el hombre una mayor actividad sexual. En la misma situación, la mujer adopta la posición de huida y produce la hormona oxitocina. Cuando el estrés es crónico, el resultado es una cascada de respuestas orgánicas que se manifiestan como Síndrome de la mujer acelerada".

Algunas encuentran la solución en los antidepresivos y la terapia psicológica, pero usualmente suelen ser suficientes los verbos simplificar, organizar y priorizar. Se trata de aprender a discernir entre las tareas en las que somos imprescindibles y en las que basta nuestra orientación para que otros se ocupen.

También es conveniente realizar cambios en la dieta para enriquecerla con alimentos que nos ayuden a restaurar el equilibrio perdido, pero la trasformación más importante está en el orden cultural y filosófico, y es aquella que nos persuada a las mujeres de que es hora de salir del final de la lista de prioridades cotidianas y nos coloque justo en el principio.

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