La cara no es el mejor espejo del alma

Laura Sánchez, Filóloga

Dicen que el verdadero significado de la comunicación reside en nuestro lenguaje corporal y no en lo que decimos. Ante esto, nos tememos que todos nuestros pensamientos van a estar expuestos a los demás de una forma clara aunque no queramos, pero la verdad es que no se nos nota todo lo que pensamos. Es cierto que nuestros gestos pueden decir mucho de nuestras emociones, pero también hay que tener en cuenta el contexto en el que se producen esas reacciones y todos esos mitos que se han generado en torno al lenguaje corporal.

La expresión facial

Generalmente se le atribuye al rostro una gran carga de significado de nuestro interior. Es cierto que los ojos y la boca son claves en la comunicación. Mantener la mirada denota interés mientras que apartarla puede significar timidez, pero también miedo o falta de interés. Los párpados muy abiertos vienen con la sorpresa, pero los párpados cerrados pueden significar aburrimiento o cansancio, aunque también concentración.

Por su parte, tener la boca abierta sin hablar puede indicar sorpresa o la intención de querer decir algo. Abrir poco la boca al hablar denota timidez, mientras que abrirla mucho expresa alegría pero también terror. Gracias a los emoticonos nos queda claro la función de las comisuras de los labios como transmisoras de significado; hacia arriba alegría y hacia abajo tristeza. Los labios apretados pueden indicar tanto ira como concentración, mientras que ese gesto de morderse un labio es tanto un signo de timidez como un arma de seducción.

Como se puede ver, se trata de significados muy variados que vienen determinados por la situación y que pueden cambiar de unas personas a otras. Es evidente que el rostro es lo primero en lo que nos fijamos de una persona, y no podemos negarle su importancia como identificador de esa persona, pero la expresión facial no es tan clara como parece. Cuando ves a una persona con los ojos fuertemente cerrados y la boca muy abierta ¿está riendo o está gritando?

El lenguaje corporal

En cambio, el cuerpo es mucho más revelador de la emociones que la cara. Especialmente los gestos de las extremidades nos pueden indicar mucho de esa persona, no sólo de lo que está sintiendo o de su personalidad, sino también de sus verdaderas intenciones. La franqueza de una mano abierta, la inseguridad de una mano en la boca, las dudas de frotarse la nariz o el nerviosismo de jugar con el lápiz son claras para cualquier observador.

Igual de claro resulta que la persona que se sienta con las piernas muy abiertas trata de imponerse a los demás, mientras que si las piernas están muy juntas y erguidas reflejan temor. O que si las piernas se dirigen hacia el interlocutor demuestra un interés en estrechar lazos o, cuando menos, un gran interés y que mantenerse de pie de puntillas revela impaciencia.

En líneas generales, cualquiera puede percibir la actitud que el otro tiene hacia nosotras. Si la postura general del cuerpo tiende hacia nosotras indica aceptación, mientras que si se aleja, implica rechazo. Y especial atención hay que tener hacia esas personas que adoptan una postura en la que la mitad del cuerpo tiende hacia nosotras, mientras que la otra mitad se aleja, porque puede que cualquier tipo de sentimiento sea fingido.

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