Cuando el perfeccionismo se convierte en un problema

Laura Sánchez, Filóloga

"Me gusta hacer las cosas bien". Si eres de esas personas que se esfuerzan en que todo salga bien, te damos la enhorabuena, porque el sentido de la responsabilidad y la capacidad de esfuerzo son características muy valiosas. Pero ten cuidado si sueles llevar esto al extremo porque el perfeccionismo puede volverse en tu contra. Curiosamente el perfeccionismo está considerado como una virtud en todas las entrevistas de trabajo; las empresas quieren trabajadores perfeccionistas que no se permitan ningún error, sin embargo, está demostrado que un excesivo afán de perfección repercute negativamente en la productividad. Por no hablar de los riesgos que supone el perfeccionismo en las relaciones sociales.

Perfeccionismo y autoestima

Generalmente se considera a los perfeccionistas como personas de éxito, con un carácter fuerte y de una gran personalidad. Pero cuando el perfeccionismo es llevado al extremo nos estamos enfrentando a personas inseguras, llenas de temores y con una necesidad constante de aprobación por parte de los demás. Se trata, en definitiva, de personas con una baja autoestima.

Es cierto que vivimos en una sociedad muy competitiva donde se nos exige, especialmente a las mujeres, ser la más guapa, la más joven, la más preparada, la más eficiente y la más organizada. Ese interés por ser perfectas y no cometer errores se nos inculca desde la infancia y en nuestra ambición por la perfección nos olvidamos de que el verdadero éxito es ser feliz. Y para bien o para mal, los errores son una parte importante de ese camino hacia la felicidad.

El nivel de autoexigencia va creciendo en algunas personas hasta el punto de que si las cosas no salen como esperaban, lo consideran un auténtico fracaso. Y ese miedo al fracaso es lo que les impide emprender actividades que escapan a su control pero que podrían enriquecerles a nivel personal.

El perfeccionismo genera ansiedad

También hay que recocerles a los perfeccionistas su afán de superación, su alta motivación y su capacidad de esfuerzo, porque no dejan de ser aspectos importantes para conseguir nuestros objetivos. Pero cuando el objetivo o la meta que nos proponemos es la absoluta perfección en todo lo que hacemos, puede llevarnos a padecer ciertos trastornos de salud.

Algunos trastornos alimentarios como la anorexia están estrechamente relacionados con ese afán de perfeccionismo. Las personas que sufren anorexia se caracterizan por su gran fuerza de voluntad para mantenerse alejadas de la comida en su búsqueda de lo que ellas consideran la perfección corporal. Pero uno de los problemas más frecuentes de las personas perfeccionistas es la ansiedad.

El trastorno de ansiedad asociado al perfeccionismo deriva de esa actitud extrema ante la vida de considerar que las cosas o están perfectas o están mal, sin que haya cabida para el término medio. Es evidente que nadie puede hacer las cosas perfectas, así que todo su esfuerzo se ve frenado ante la realidad y es el momento en el que aparece el sentimiento de temor y la ansiedad. Los perfeccionistas se exigen continuamente hacer las cosas según unas estrictas reglas que ellos consideran correctas además de necesarias, por lo que suelen ser personas muy críticas con ellos mismos y también con los demás. Una actitud que generalmente deriva en un rechazo social y que puede llegar a aislar socialmente a una persona excesivamente perfeccionista.

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