La ronquera de la maestra, del placer a padecer

Saúl C. Montaño Quintanilla
Afortunadamente muchas veces la vocación se abre paso en la vida de las personas y no son pocas las que consiguen una profesión que además del sustento les reporta placer, pero entre todos los tipos de trabajo existen muchos que condicionan la aparición de ciertos males o enfermedades profesionales que transforman el placer en padecer.

La afección de la laringe de las maestras


Reflexiono de esta manera luego de reencontrarme con una de mis más queridas maestras de la infancia. A ella le debo no solo los primeros sonidos y trazos, sino el descubrimiento del inmenso mundo que se oculta en los libros y cuando la biblioteca de la escuela ya no satisfacía los intereses de esta inquieta niña, me ofreció la suya y en ella encontré la más increíble colección de libros de aventuras y novelas románticas que haya visto jamás.

Ronquera de la maestra
Pero mi maestra, todavía plena de energías, ya no puede volver al aula. Me lo dijo con sincera pena -la vi en sus ojos- y yo pensaba cuánto le habrá costado tomar esa decisión y también en los niños que ya no escucharán sus historias ni jugarán a ser como la maestra M. El tanto hablar le enmudeció, unos molestos nódulos han atado sus cuerdas vocales y le han roto la voz. Las ocasionales ronqueras que aliviaba con gárgaras de miel de abeja y limón se volvieron crónicas hasta hacerle imposible continuar ejerciendo su profesión.

Pero el caso de mi maestra M es más frecuente de lo que imaginamos. Estar frente a una clase bulliciosa, como casi todas las clases, sobre todo si es de estudios primarios, exige una entrega muy grande en condiciones francamente lamentables en muchas escuelas públicas del mundo, con decenas de alumnos por aulas que no reúnen la acústica indicada.

Estos factores son propicios para que muchos maestros padezcan, como M, de laringitis nodular crónica, enfermedad que clasifica entre las llamadas "profesionales" y que tiene como síntoma principal la ronquera que aparece como consecuencia de un trastorno funcional de la cuerda vocal provocado por el uso excesivo de la voz, la mala técnica vocal y la inflamación de la zona afectada.

Además del uso profesional de la voz, este mal tiene otros factores de riesgo entre los que encuentran el hábito de fumar y la inhalación de otras sustancias químicas como pueden ser los derivados del petróleo.

A veces la solución de esta dolencia es quirúrgica, y al eliminar el nódulo queda totalmente resuelta, pero cuando este maléfico apéndice está demasiado crecido pueden quedar muescas en las cuerdas vocales y con ellas un daño permanente de la voz.

Es importante entonces que los futuros maestros, una profesión donde las mujeres somos mayoría, aprendan a usar su principal instrumento de trabajo, la voz, tal como lo hacen las cantantes o locutoras, y que en sus planes de estudio se incluya la enseñanza de las técnicas de respiración, de modulación de la voz, así como de los riesgos que representa el hábito de fumar.

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