Prácticas saludables para una correcta higiene íntima

Limpieza de una zona del cuerpo delicada

Ana Van den Eynde
La higiene íntima vaginal
Los genitales son una parte más de nuestro cuerpo y, al igual que cualquier otra, con una ducha diaria se mantienen limpios y sin problemas. En todo caso, y por ser una zona delicada, se aconseja poner especial cuidado en su limpieza.
 Eso sí, sin obsesionarse. Es perfectamente normal y natural que la zona genital desprenda un cierto olor propio de cada persona que se convierte en estímulo olfativo que propicia el inicio de relaciones sexuales.
 

Consejos a tener en cuenta

Una completa higiene íntima debe incluir, además del lavado con agua y jabón neutro, los siguientes cuidados:

-Después de orinar o defecar es necesario limpiar la zona genital desde delante hacia detrás para evitar contaminar la zona vaginal con bacterias procedentes de las heces. La gran mayoría de la gente usa únicamente papel pero lo recomendable es lavarse porque, de lo contrario, la zona queda sucia.

No se deben utilizar jabones fuertes ni ningún producto químico que pueda alterar el pH ácido de la vagina. Tampoco es oportuno aplicar desodorantes íntimos porque pueden provocar irritación, inflamación y hasta alergia. Además, impiden percibir por su olor alteraciones que pudieran requerir tratamiento médico.

- No es conveniente realizar duchas vaginales porque eliminan sustancias naturales y microorganismos que protegen la vagina.

- Usa ropa interior de algodón ya que el nylon y otras fibras sintéticas impiden la transpiración, retienen la humedad y favorecen la proliferación de bacterias y gérmenes.

- No vistas prendas muy ajustadas para evitar rozaduras y favorecer la transpiración de la zona genital.

- No uses esponja o guantes sintéticos para lavar la zona genital porque en ellos se acumulan gérmenes.

- Cambia los tampones y compresas cada 4 o 6 horas como máximo. No se recomienda emplear salva-slips de uso diario porque dificultan la adecuada ventilación, aumentan la temperatura de la zona y entonces es más fácil la proliferación de gérmenes y la aparición de molestias e infecciones.

- Antes y después de mantener relaciones sexuales es recomendable lavar la zona genital además de las manos y la boca en el caso de que vaya a practicar el sexo oral.

- Controla la ingesta de medicamentos. Se sabe que los antibióticos, por ejemplo, suelen dejar el organismo bajo de defensas tras curarnos de la dolencia para la que se prescribieron. El resultado es que tras acabar el tratamiento con antibióticos la mujer es mucho más propensa a contraer infecciones vaginales.

En cuanto a lo que es el lavado en sí se recomienda lavar la vulva por el exterior, pasando bien los dedos por los pliegues de los labios mayores y menores así como alrededor del clítoris ya que aquí también se acumulan residuos. Después es necesario secar bien la zona para evitar humedad.

Por lo que respecta a la vagina, salvo que lo prescriba el ginecólogo y en situaciones muy concretas, no debe ser aseada interiormente ya que tiene su propio mecanismo de limpieza. En suma, lo recomendable es mantener una adecuada higiene diaria, practicar sexo seguro y acudir al ginecólogo al menos una vez al año. Cualquier pequeña anomalía será detectada y tratada fácilmente en una revisión rutinaria y se evitará problemas mayores.

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