Turismo en Corea del Norte: un viaje inolvidable a lo prohibido

Esperanza Pita
Decir Corea del Norte puede ser para muchos sinónimo de hermetismo, militares, prohibiciones y armamento nuclear. Pero, ¿te has parado a pensar cómo es Corea del Norte y cómo viven los norcoreanos?

La Democracia Popular de la República de Corea, o DPRK por sus siglas en inglés (Democratic People's Republic of Korea) es un país situado al norte del océano pacífico, entre China y Corea del Sur, con frontera también con Rusia. Lo habitan aproximadamente 24 millones de personas, gobernados por un regimen de República Socialista con partido único.

Torre Juche
Su hermetismo y estricto Gobierno lo convierten para muchos en algo totalmente desconocido, prohibido al resto del mundo, a donde sólo viajan 1.500 turistas occidentales al año. Aunque el Gobierno coreano controla férreamente todo el turismo que accede al país y es necesario solicitar un visado antes de entrar, en rara ocasión estos visados son denegados (a menos que seas periodista o estadounidense).

Hay varias agencias de viaje especializadas en organizar viajes a Corea del Norte, como por ejemplo Korea Konsult, Koryo Tours o Regent Holidays, aunque también puedes solicitar participar en las exclusivas excursiones organizadas por el propio Gobierno Norcoreano.

Todos los tours comienzan en Pekín, hasta donde tienes que desplazarte por tu cuenta. Allí recibirás formación para tu estancia en el país, al que accederás en avión, en una de las pocas rutas semanales que opera la aerolínea nacional coreana, Koryo Airlines. Una vez dentro, prepárate papra vivir una experiencia inolvidable de lo exótico y lo prohibido, de interactuar con un pueblo desconocido para el mundo y que desconoce al mundo.

Dependiendo de la duración de tu viaje, visitarás ciudades o lugares como Nampo, las montañas Kuwol, Kaesong, Panmunjom, Myohyangsan, Wonsan, el lago Sijung o Kumgangsan, siendo Pyongyang, la capital del país, la principal atracción del recorrido.

Pyongyang, la verdadera ciudad prohibida


Pyongyang, situada sobre el río Taedong, es la capital de Corea del Norte, y allí habitan 2,3 millones de personas. De gélidos inviernos y húmedos verados, la ciudad fue prácticamente rediseñada tras la Guerra de Corea en 1953.

Monumento por la reunificación

Pyongyang es una ciudad de contrastes entre la pobreza de un país aislado y las monolíticas construcciones, símbolo de fuerza, que pueblan la ciudad: palacios, el arco del triunfo o la enorme torre Juche. Aunque el mas característico, y tal vez representativo del país, es el Hotel Ryugyong, uno de los edificios más altos del mundo (330 metros) cuya construcción estuvo sin embargo parada 16 años ante la incapacidad económica y falta de materias primas para acabar el proyecto, que debería estar listo para 2012.

Los Mass Games, demostración de fuerza y espectáculo


Uno de los principales intereses turísticos de Corea del Norte son los Mass Games, espectaculares exhibiciones gimnásticas perfectamente coordinadas entre decenas de miles de atletas. Se celebran generalmente en verano y durante ese período, el Gobierno permite incluso la entrada a ciudadanos de los Estados Unidos. Todo un evento visual que no te dejará indiferente.

Mass Games en Corea del Norte

Una experiencia inolvidable... aceptando sus reglas


Visitar Corea del Norte es totalmente seguro, tal vez más que cualquier otro país, aunque antes tendrás que aceptar sus normas. No sólo tienes que pedir un visado de entrada; una vez en el país deberás permanecer en todo tiempo acompañado por los guías que se te asignen. Estos guías hablan inglés y hasta español si lo solicitas, y te acompañarán a lo largo de toda tu estancia en el país.

Pyongyang de noche

Los turistas no pueden andar solos por las calles de Corea del Norte, por lo que para cualquier escapada del hotel tendrás que pedir permiso a tu guía. Las vídeocamaras están prohibidas, al igual que los teléfonos móviles (te los confiscarán a la entrada y devolverán al salir del país). Sí podrás llevarte el portátil y la cámara de fotos, aunque para fotografiar siempre deberás pedir permiso a tu guía, que no te dejará hacerlo a paisajes de pobreza o militares.

Tampoco es demasiado aconsejable hablar mal del Gobierno mientras estés allí, aunque si sucede algo la principal responsable será tu guía y no tú. Tampoco podrás escribir demasiado sobre lo vivido, porque el país continúa vetando la entrada de periodistas. Si lo que quieres es contar la experiencia en tu blog o página personal, tendrás que pedir permiso antes.

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