El Rey Juan Carlos y Corinna zu Sayn-Wittgenstein rompen su relación

Teresa Guerra

Como si de un cuento de reyes y princesas se tratase, el Rey Juan Carlos ha tenido que tomar una decisión: por una parte, estaba su vida personal y la relación, según muchos medios de comunicación sentimental, con la alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Por otra, la imagen de un representante de estado que debe a su pueblo un ejemplo de fidelidad y de compromiso social. 

En los cuentos el príncipe y futuro rey elige el amor, la pasión de esa mujer prohibida que, a pesar de tener en contra a la mayoría del pueblo, acaba ganándose el corazón de los habitantes de su país. Pero esto no es un cuento ni el Rey es un joven y soñador Principito que debe elegir a la que será su mujer y futura Reina de toda una región.

A sus 74 años, Juan Carlos está viendo peligrar por primera vez la institución monárquica española. La separación de su hija mayor, la Infanta Elena, con su marido Jaime de Marichalar; el matrimonio de su hijo heredero Don Felipe de Borbón con Letizia Ortiz, hasta entonces una plebeya que nada tenía que ver con el círculo real; hasta ahí, simples puntos de debate social.

Una polémica tras otra en la Casa Real

Pero la cosa se ha complicado. Primero, por la implicacion de su yerno y esposo de la Infanta Cristina, Iñaki Urdangarín, en el caso Nóos, un proceso judicial que cada vez salpica más al resto de miembros de la Casa Real. Pero la gota que ha colmado el vaso ha sido el viaje del Rey a Botsuana donde se rompió la cadera estando de cacería.

Todo el mundo se preguntaba dónde estaba Juan Carlos mientras su nieto se recuperaba en el hospital de un también muy polémico autodisparo en el pie con una escopeta de la que, por edad, no podía hacer uso. Su padre, Jaime de Marichalar, fue investigado por estar junto a él en el momento del accidente.

Y el Rey apareció. También en el hospital, con la cadera rota y los rumores de una supuesta relación íntima con Corinna zu Sayn-Wittgenstein, una amiga alemana que no por primera vez le acompañaba en sus viajes. Los medios españoles y con más dureza los internacionales comenzaron a destapar una noticia tras otra, una imagen tras otra... y ya no hay quien pudo pararlo, ni siquiera el mismísimo Rey de España.

Desafortunadamente, su 50 aniversario con la Reina Sofía estaba a la vuelta de la esquina. Todo el mundo era conocedor de la relación distante y prácticamente inexistente entre ellos. Y como cabía esperar, no hubo celebración de sus bodas de oro, al menos de forma pública.

El Rey pidió perdón en su día, pero sabe que no es suficiente. Buena parte de los españoles le quieren. Nadie olvida su labor en la transición democrática y eso lo llevará siempre consigo. Pero otros muchos piden su abdicación y el fin de la monarquía.

El Rey Juan Carlos y Corinna zu Sayn-Wittgenstein rompen su relación

Juan Carlos está luchando por recuperar su imagen y no parece ceder ante los reclamos de una parte de los ciudadanos. Primero prometió que se harían públicos todos y cada uno de los actos que conciernen a la Casa Real. Y ahora acaba de tomar una decisión más drástica que seguro que no ha sido nada fácil: el fin de su relación con su amiga Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

Según la periodista Pilar Eyre, Juan Carlos y Corinna han roto su estrecha amistad y la alemana ha puesto tierra de por medio, abandonando su residencia en Madrid para instalarse definitivamente en Montecarlo. Eso sí, no por ello va a permitir seguir siendo el foco de atención de la prensa. El prestigioso abogado Hamburgo Matthias Prinz, representante legal de la princesa Carolina de Mónaco, se encargará de cortar las alas a cualquier medio, en un primer momento alemán, que especule sobre su persona.

El final del cuento es triste, al menos para Juan Carlos: el Rey elige el interés del pueblo en detrimento de su vida personal.

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