Gran Hermano de gatos: ¿dónde está la diferencia?

Anita del Valle

"Hoy es la final de Gran Hermano", anuncia me atrevería a decir que emocionada Mari Pili en la hora del cafecito. "Ah... ya. Bueno, yo es que el único Gran Hermano que me interesa es ése que querían hacer en Marte, por eso de que les mandan para allá y no vuelven en la vida", responde siempre irónica Rosa.

Sin embargo, a mí, nada amiga de los realities, hay un Gran Hermano que me interesa de verdad: 'La vida secreta de los gatos', de la cadena británica BBC 2. Y no sólo por mi amor incondicional a los felinos, sino porque este experimento me ha corroborado una vez más nuestras similitudes, por no decir equivalencias, con el siempre sorprendente mundo animal.

El interés de espiar a un gato

"¿Y de qué va ese Gran Hermano de gatos?", me pregunta curiosa Mari Pili. "Pues..., en realidad, de lo mismo que el Gran Hermano de humanos. Sólo que en vez de estar encerrados en una casa, les dan libertad y son controlados las 24 horas del día con cámaras y rastreadores GPS para ver qué hacen".

¿Y dónde está la gracia de ver lo que hace un gato?", insiste Mari Pili. "Pues en el mismo sitio que la de ver lo qué hace una persona. De hecho, el comportamiento es prácticamente el mismo: duermen, comen, flirtean, se pelean, roban comida y hacen edredoning sin edredón. ¿La diferencia? Que los gatos no son conscientes y no actúan. Lo que viene a ser un verdadero reality.

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