Mujeres trabajadoras: la discriminación persiste

Maite Nicuesa

La mujer ha evolucionado mucho a nivel social en los últimos años. Está claro que la evolución ha sido positiva; sin embargo, eso no debe llevar al autoengaño de creer que la igualdad  absoluta en el plano laboral es un hecho. Todavía queda mucho camino por recorrer. Además, existen claros contrastes. Por una parte, existen más alumnas que alumnos en las universidades españolas que estudian y se preparan para afrontar el futuro laboral con optimismo.

Discriminaciones laborales por sexo

Sin embargo, a nivel real, las opciones de las mujeres a acceder a puestos elevados no son las mismas si tenemos en cuenta que estos cargos quedan destinados principalmente al género masculino. Por otro lado, todavía existen algunas empresas en las que ellas no ganan el mismo sueldo que ellos. Un dato sorprendente, teniendo en cuenta que cualquier mujer desarrolla su función con capacidad de superación, constancia, inteligencia, motivación...

De hecho, existen mujeres emprendedoras que se han animado a hacer realidad su sueño de crear su propio negocio. De este modo, se convierten en jefas de su empresa, pero a su vez, generan otros puestos de trabajo.

En plena crisis económica, las mujeres han sufrido más los efectos de la crisis a nivel de desempleo. Son muchas las personas que afrontan con inquietud su situación laboral y, especialmente, su futuro. De hecho, el malestar se agrava en el caso de aquellas que hacen frente a un periodo de desempleo de larga duración.

El 1 de mayo se celebra el Día del Trabajo. Una ocasión perfecta para reflexionar sobre la esperanza que necesitan tanto hombres como sobre todo mujeres para poder hacer realidad sus sueños en un mercado laboral tan inestable como el actual.

Mujeres sobradamente preparadas

Existe otro contraste dramático. Las mujeres cada vez tienen un currículum más brillante, el nivel de formación cada vez es más alto y el dominio de los idiomas un requisito más que destacado. Sin embargo, muchas mujeres con una formación altísima tienen que desarrollar funciones que están por debajo de sus posibilidades.

El talento no es cuestión de género; es decir, existen hombres y mujeres brillantes que aportan su talento a la sociedad. Y a su vez, si tienen la suerte de poder trabajar en aquello que les gusta, son felices.

La incorporación de la mujer al mercado laboral también ha traído una nueva realidad: la conciliación laboral. Mientras que hace algunas generaciones, ellas se quedaban en casa cuidando del hogar y de la familia, hoy día, por suerte, no tienen que renunciar al éxito en su profesión, ni tampoco a su deseo de tener una familia estable.

Sin embargo, poner en armonía ambos ámbitos también supone un gran desgaste emocional en muchas ocasiones. Por ejemplo, algunas mujeres arrastran sentimiento de culpa por no poder estar con sus hijos todo lo que querrían como consecuencia del trabajo. Se trata de un sentimiento que no resulta tan habitual en los padres.

Lejos de generar el dramatismo, conviene ser optimistas, ya que el camino recorrido en el plano de la igualdad social entre hombres y mujeres ha sido excelente en los últimos años.

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