Ropa de leche

Saúl C. Montaño Quintanilla

Ropa de leche

Sí, sí, de leche. La microbióloga alemana Anke Domaske ha creado una fibra especial a partir de leche de vaca. El nuevo tejido, al parecer, tiene muchas cualidades porque además de ser ecológico, tiene propiedades antibacteriales, mejora la circulación, es económico y tiene un tacto muy suave y sedoso. Algunas voces se han apresurado a afirmar que puede convertirse en la nueva seda eco-low cost, pero no es oro todo lo que reluce.

En realidad, la fibra de leche se obtiene a partir de la caseína, una proteína blanca e inodora presente en los lácteos. Esta proteína que se emplea también en la elaboración de pinturas, pegamentos o plásticos, ya se utilizó para crear una fibra textil, la milk casein, en 1930. Durante los años 30 y 40, cuando la producción de lana y algodón era escasa, se utilizó la fibra de leche para tejer prendas del hogar en EEUU y Europa. Tras la II Guerra Mundial, sin embargo, la milk casein perdió fuerza por su calidad inferior a otras fibras y por la cantidad de materia prima que requiere: hacen falta 20 litros de leche para obtener 1 kg de esta fibra.

El mérito de Anke Domaske reside, más que en la recuperación de la fibra, en la constitución de una marca de moda, Mademoiselle Chi Chi (MCC), que presenta unos diseños muy ponibles con un gancho de marketing muy potente. Tal es así, que celebrities como Misha Barton o Ashlee Simpson ya han sido vistas con la nueva ropa ecológica. ¿Triunfará la ropa de leche?

Imagen: ©Anke Domaske

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