El juego de la 'primera vez', terapia contra la monotonía en el matrimonio

Napoleón Fernandez

La monotonía suele ser uno de los mayores enemigos de la vida en pareja y la libido una de sus primeras víctimas. Solo el carácter lúdico del juego puede apresurar la victoria sobre ella y es por eso que propongo esta receta para combatir la monotonía sexual.

Está especialmente diseñada para parejas que llevan mucho tiempo juntas y a quienes les interesa recuperar la libido escapada de su alcoba. Basta ponerse un antifaz de adolescentes y estar dispuestos a jugar a a primera vez.

Juego de la primera vez contra la monotonía en el matrimonio

Se necesita de dos jugadores (la pareja en cuestión, por supuesto) que no solo estén interesados en participar, sino también en hacer su mejor esfuerzo y actuación.

Pareja feliz, juego

1- Acuerden una cita, como si fueran dos personas que saldrán juntas por primera vez. Vaya cada uno por su cuenta. Intenten prepararse y vestirse cada uno por separado, cosa que no siempre será fácil pues seguramente comparten la misma casa, pero ese detalle responde al propósito de jerarquizar el factor sorpresa, que asociado a la apariencia, puede ser vital en este primer encuentro.

2- Recuerda que cuando uno intenta seducir a otra persona luce sus mejores galas, no solo en materia de elegancia, sino también de buen carácter y buen tino a la hora de seleccionar el lugar donde van a compartir, ya sea un restaurante, un cine o una caminata por un parque.

3- Como es la primera vez, no vale tocarse abiertamente y sí de manera furtiva, apenas con un roce de manos o piernas, un entornar los ojos mientras alcanzas la cesta de panecillos o un mirar fijo mientras tu galante pareja te sirve el vino.

La circunstancia de no poderse acariciar con confianza es trascendente pues le otorga cierto matiz de credibilidad al juego y le un toque de cómplice picardía que estimula los deseos.

4- Intenten entablar una conversación agradable, sobre un tema nuevo pero que les interese a los dos y terminen la cita regresando juntos a casa.

5- Repitan el juego unos días después y procuren ser novios nuevamente. Disfruten de aquello que un día los unió y que la rutina había dejado a un lado, puede ser una canción, una obra de teatro, o sencillamente tomar un helado.

Estas citas deben durar al menos una semana pero nunca deben terminar con el acto sexual. No importa si de pronto la monotonía hace guiños y les entran ganas. No cedan a la momentánea tentación, solo bésense, acaríciense, pero no apresuren un coito que comprometerá la efectividad de la terapia.

6- Transcurrida una semana, en la que se hayan regalado al menos tres citas amorosas, alguna que otra flor, y hayan conversado, sin rabias ni resentimientos, sobre cualquier hecho o tema que se interponga entre ustedes, acuerden un encuentro más íntimo. Ese día esmérese con su apariencia personal y si es posible estrene alguna lencería de atrevido diseño. Todo vale cuando se trata de reabrir espacios a la sensualidad y la seducción.

Tal como suele suceder en la la primera vez de todas las parejas, ándense sin prisas. Disfruten cada beso y cada caricia como si no supieran qué viene después. Esté atento a las respuestas de su pareja y no intenten saciar las ganas. Deje siempre algo para la próxima vez.

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