Grease y las 5 lecciones que sacamos de la exitosa película

Rocío Jiménez
En este artículo
  1. Lecciones de vida que nos regaló el musical Grease

 

La película Grease se convirtió, a poco de estrenarse, en todo un icono del cine musical. Con mucho ritmo, movimientos de cadera y 'mensajes subliminales' una de las parejas más monas del cine nos fue enamorando, poco a poco, con canciones de lo más pegadizas que aún siguen sonando en nuestra cabeza y en las principales pistas de baile. Pero, no todo fue música, la película protagonizada por John Travolta y Olivia Newton John nos dejó también algunas lecciones que no olvidaremos.

Lecciones de vida que nos regaló el musical Grease

1. Los polos opuestos se atraen. Nos gustan los chicos malos, eso está claro. Para que una relación funcione no siempre hay que ser iguales, prueba de ello son Danny Zuko y Sandy, dos personalidades totalmente distintas. Ella la chica buena del colegio, estudiosa, responsable, modosita... él un tipo duro y algo chulo que, por otro lado, esconde un toque romántico, y juntos nos regalaron una de las parejas perfectas del cine.

2. Lo bonito de un amor de verano. Sí, los amores fugaces e intensos existen. Desde que vimos Grease allá por 1978 todos empezamos a creer en el típico amor de verano, tus padres van a veranear a un lugar y allí conoces a un joven del que te enamoras, vives un mes intenso que jamás olvidarás, pero que se quedará en eso, en un rollito temporal para contar a tus nietos. No sientes pena al perderlo, sabías que eso iba a pasar, ¿y qué te queda? ¡una experiencia más! y algo de sabiduría.

3. Las apariencias engañan. Por desgracia parte de esta vida se basa en las apariencias, en las primeras impresiones y por eso nuestros protagonistas no iban a ser menos. Danny Zuko iba de tipo duro, pero en el fondo era todo un romántico. Lo mismo pasaba con Rizzo, la joven iba de víbora, despreocupada e insensible y en el fondo, la pobre tenía un gran corazón y lo único que buscaba, como todas, era ser amada y, sobre todo, respetada.

4. Si sufres, ¡cambia! Ya sea un cambio de look, de aires, de amistades... si sufres ¡cambia! así lo aprendimos con Grease. Cuando Sandy se quedó hecha polvo por culpa del personaje de John Travolta decidió cambiar de look, nada como soltarse la melena y dejar de lado la modosita exterior para sacar el tigre que llevas dentro y gritar ¡aquí estoy yo!

5. Nada es para siempre, y el instituto menos. Puede que durante tu época escolar sufras, bien por amor, porque no encajas en el grupo o porque no se te dan bien los estudios, pero, como todo en esta vida, pasará. Solo hay que sacar fuerzas de donde crees no tenerlas y merendarte a los problemas, al final con constancia y esfuerzo todo se consigue, hasta olvidar a aquél que te rompió en pedazos el corazón. 

 

 

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