Joan Manuel Serrat, 'Embajador de buena voluntad' del Parque Nacional Yasuní

EFE
Joan Manuel Serrat ha asumido hoy 'in situ' y "en defensa propia" el cargo de 'Embajador de buena voluntad' del Parque Nacional Yasuní, un paraíso natural de la selva amazónica que Ecuador quiere preservar de la explotación petrolera.

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"Defender los derechos de quienes habitan la calidad de estas tierras no es solamente, para mí un placer, sino una obligación. Me siento obligado a ello como ciudadano del mundo", afirmó Serrat en una sencilla ceremonia efectuada en Nuevo Rocafuerte, una localidad situada a la orilla del río Napo, en el corazón de la Amazonía ecuatoriana.

Serrat llegó al Yasuní junto al vicepresidente ecuatoriano, Lenin Moreno, quien lidera una iniciativa de Ecuador para dejar sin explotar un gran yacimiento de petróleo que se encuentra en el subsuelo del parque nacional. A cambio, Ecuador exige a la comunidad internacional una compensación de, al menos, la mitad de los recursos que el país obtendría por explotar el crudo del Yasuní, que en diez años se estima reportaría unos 7.000 millones de dólares.

El vicepresidente ecuatoriano, por su parte, recordó que el proyecto Yasuní es una iniciativa vital para la humanidad porque se dejarán de emanar a la atmósfera más de 400 millones de toneladas de dióxido de carbono, uno de los elementos que contribuyen al calentamiento global.

Moreno también destacó la trayectoria musical y social de Serrat y la sencillez de un hombre que siempre se la ha jugado por el principio más importante del hombre: "la solidaridad". Niños con trajes típicos bailaron para Serrat en una escuela de la localidad durante la ceremonia y le obsequiaron artesanías indígenas. Luego, juntos abordaron una canoa para recorrer el Napo hasta una de las múltiples lagunas que inundan la reserva natural del Yasuní.

Serrat descubre la belleza natural del Parque Nacional Yasuní


El recorrido, de más de 45 minutos, mostró la belleza del lugar, que se tornó deslumbrante al llegar a "Jatun Cocha", una laguna de aguas negras en la que conviven una flora exhuberante y una fauna fascinante. El tiempo al parecer fue poco para Serrat, quien aseguró que le gustaría volver para explorar mejor el paisaje y disfrutar de la gente. "No hay paisaje sin paisanaje" y la gente que vive en el Yasuní es aquella, como en otros muchos lugares de América Latina, que requiere de una mejor condición de vida, apostilló el catalán.

Si "el mundo lo disfrutamos todos, lo tenemos que mantener todos" y lo que no se puede hacer es dejar de colaborar con él", agregó Serrat, quien dijo estar convencido de que el fin último de todo proyecto debería ser la gente.

Por ello, la iniciativa del Gobierno le gustó, ya que, según dijo, "Ecuador necesita preservar este espacio de una manera pura, pero también necesita sanear sus arcas para que la gente como la que vive aquí mejore su calidad de vida".

Al final del recorrido, Serrat y la comitiva abordaron los helicópteros que los llevaron hasta el corazón de la selva, para posteriormente retornar a Quito, aunque remarcó que "siempre hay la voluntad de volver a un lugar donde se ha sentido uno bien tratado". Y precisamente en Quito, Serrat ofrecerá un concierto de su nueva producción, que vuelve a recoger la poesía de Miguel Hernández.

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