La mala suerte de nacer negra: la discriminación racial continúa

Enara Rey Parra

En 1955 la segregación racial marcaba la vida de los estadounidenses separando a blancos y negros en lugares públicos, baños o transportes. Un día, un pequeño hecho, supuso el comienzo de uno de los cambios sociales más importantes de la historia moderna.

Los autobuses se dividían por aquel entonces en la zona trasera para negros, la delantera para blancos y la media, que los negros podían usar, solo si no los blancos no la necesitaban. Un día, Rosa Parks, una mujer afroamericana de 42 años, se sentó en la zona media al encontrar toda la trasera ocupada. Cuando unas paradas después un joven blanco accedió al autobús, el conductor indicó a Rosa que se levantase para dejar sitio al chico. Rosa, hastiada y cansada, se negó.

La actuación de Rosa Parks, quien fue multada y llevada al calabozo, inspiró a un por aquel entonces desconocido Martin Luther King, a iniciar una oleada de protestas que acabó siendo multitudinaria. El  caso Parks llegó a la Corte Suprema norteamericana, donde se declaró la segregación racial como contraria a la constitución de EEUU. El pequeño gesto de Parks, hizo historia.

El racismo en la actualidad 

Hoy en día, afortunadamente, mucho ha cambiado en la sociedad. Pero no podemos confiarnos, aún hay manifestaciones de racismo, xenofobia, discriminación e intolerancia que debemos prevenir, combatir y hacer frente.

Precisamente con ese objetivo se celebra cada 21 de marzo el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Es responsabilidad de todos que se cumpla el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

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