La Infanta Cristina no puede más: ella al psicólogo y sus hijos fuera de España

Teresa Guerra

La Infanta Cristina está pasando la peor etapa de su vida. Su rol de hija, madre y esposa parece ser incompatible desde que se destapó la implicación de su marido Iñaki Urdangarin en el Caso Nóos. Ella se muestra seria, fuerte y discreta, pero eso no quiere decir que la presión no pueda con ella. Lo cierto es que la hija pequeña del Rey está viviendo un auténtico calvario. Y lejos de ir disminuyendo, se va agravando.

Hasta ahora Cristina de Borbón se ha mantenido fiel y siempre al lado de su marido, lo que no sólo le ha apartado de la vida pública como miembro de la realeza, sino también de su propia familia, quien no aprueba su apoyo a Iñaki Urdangarin a pesar de todo. Pero, ¿creerá realmente en la inocencia de su marido, o se trata de, sencillamente, un acto de amor?

El desprecio de la gente 

Pero lo peor de todo no es el largo proceso judicial o el distanciamiento con su familia. Lo realmente insoportable para la Infanta es la presión social. Porque ya no es sólo la prensa la que está día sí día también comentando y haciendo incómodas preguntas. La gente no se muerde la lengua por la calle y manifiesta sin reparo el desprecio hacia el yerno del Rey. Los vecinos, los viandantes, los hosteleros... Vayan donde vayan los Duques de Palma, hay alguien que les rechaza explícitamente.

Los niños también son un punto muy importante en una situación como ésta. Todos sabemos de la ¿crueldad? ¿espontaneidad? de los críos. Y es inevitable que escuchen comentarios entre amigos, en el colegio, de los padres... Además, el mayor ya tiene 13 años, más que suficientes para estar al tanto de todo lo que ocurre dentro y fuera de casa. De ahí que, según publica Vanitatis, la Infanta Cristina esté pensando en mandarles a estudiar fuera el próximo año, el único modo de mantenerles lejos de juicios y acusaciones contra su padre.

El cambio físico de la Infanta Cristina

Mientras, Cristina parece haber perdido la sonrisa. Mucho más delgada de lo normal, sólo sale de casa para hacer las tareas cotidianas e imprescindibles, como la compra o recoger a los niños del colegio. No se arregla ni lleva sus mejores galas, lo que podría ser signo de depresión, o simplemente un punto más de la estrategia que siguen últimamente para dar una imagen de austeridad.

Pero no descartamos la depresión, la angustia, la tristeza, la ansiedad... síntomas muy normales en cualquier mujer que se enfrente a un problema en su vida de los que la Infanta, por muy Infanta que sea, no puede escapar. De hecho, la revista Vanitatis afirma que Cristina ya ha pedido ayuda psicológica. Demasiado para poder con todo lo que ha ocurrido, está ocurriendo y ocurrirá  ella sola.

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