Despedida por estar embarazada

Saúl C. Montaño Quintanilla

Hace poco salió a la luz el despido de una trabajadora de la empresa Mango tras comunicar su embarazo. Su situación se propagó rápidamente a través de Change.org, una plataforma de activismo online que transmitió la noticia y consiguió que las peticiones de firmas dieran la vuelta al mundo. Las redes sociales se llenaron rápidamente de firmas para la readmisión de la trabajadora ante la irregularidad del caso, algo que, sin duda, mermará la imagen de la empresa y dará fuerzas a la trabajadora para seguir en su lucha.

¿Pueden despedirte estando embarazada?

En el caso de Laura, la trabajadora de Mango que fue despedida, la empresa asegura que el motivo de despido no fue el embarazo, sino que no había superado el periodo de prueba por motivos objetivos. Aún siendo perfectamente legal despedir a una trabajadora durante el periodo de prueba, se hace bastante sospecho que le notificaran el despido nada más comunicar a su empresa que estaba embarazada.

La empresa Mango se apresuró a señalar que un embarazo nunca ha sido motivo de despido, dando además cifras del número de trabajadoras que han seguido con ellos habiendo pasado un embarazo, en lo que parece un intento de minimizar el perjuicio que ha causado a su imagen el éxito en las redes sociales de la protesta de esta trabajadora.

Lo cierto es el Estatuto de los Trabajadores está especialmente atento a los casos de mujeres embarazadas, declarando nulo cualquier despido que se produzca por este motivo. Tampoco permite que el despedido se produzca durante el tiempo que dure la baja por maternidad o por cualquier baja médica en las semanas de embarazo.

Pero si bien la ley nos protege, las empresas siempre encuentran un resquicio para deshacerse de lo que ellos consideran una traba a su productividad.

Consecuencias de los despidos

Poco importa si el despido es declarado nulo, porque si la empresa no quiere que sigamos trabajando allí, el precio a pagar por hacer valer nuestros derechos va a ser muy alto. Jornadas y dinero invertidos en abogados, juicios y, en caso de readmisión, volver a trabajar en un ambiente que a buen seguro nos será hostil, al menos por parte de los jefes.

Tras muchos e intensos años de lucha por equiparar los derechos de las mujeres a los de los hombres, y tras grandes logros conseguidos, el embarazo sigue siendo en muchos casos un impedimento a la hora de desarrollar una carrera profesional. Por supuesto hay ámbitos laborales mucho más conflictivos que otros, pero conciliar la vida profesional y personal sigue siendo un problema exclusivamente de mujeres. ¿Por qué los hombres ni siquiera se plantean renunciar a formar una familia en aras de un futuro profesional brillante?

La desigualdad entre hombres y mujeres, aunque no existe a nivel legislativo, es un hecho real que se intensifica cuando tomamos la decisión de ser madres. Queda aún mucho camino por hacer y, frente a unos despidos cada vez más flexibles, corremos el riesgo de retroceder en los derechos adquiridos hasta el momento. Pero si no queremos renunciar a ser madres y a ser profesionales a la vez, como ya muchas mujeres han demostrado, se impone un cambio de mentalidad en el ámbito laboral que sólo puede lograrse a través de una revisión y transformación de nuestro sistema sociocultural.

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