Historia de amor en Nochevieja: los besos de fin de año

Laura Sánchez, Filóloga

Sueños, deseos, esperanzas, ilusiones y también fracasos, frustración...se mezclan en los cócteles de Nochevieja en esa extraña comunión entre lo viejo y lo nuevo, el pasado y el futuro. ¿A dónde mirar?, ¿al año que está terminando o al que está por llegar? ¿Será este año, por fin el que viva la mejor historia de amor? Todas esas dudas embrollaban la cabeza de Marga en aquella fiesta de Nochevieja.

Un beso en fin de año

Era la primera vez que Marga acudía a una de esas fiestas de Nochevieja organizadas en hotel solitario que se llenaba de la gente más variopinta. Cena y fiesta, el antes y el después de las campanadas. Era la primera vez que Marga pasaba las Nochevieja fuera de casa, pero sus amigas casi la habían obligado a acudir a aquella fiesta.

Después de las decepciones que había vivido durante ese año, la propia Marga casi llegó a convencerse de que se merecía un gran evento. Y se esforzó por vestirse con las mejores galas, por encontrar el maquillaje más especial y por plantar una forzada sonrisa en su cara, a ver si así se contagiaba de algo de espíritu navideño. Pero no podía evitar sentirse desplazada.

No estaba tan preparada como sus amigas creían para la vida social, pero no se puede negar que lo intentaba. Marga estuvo toda la cena tratando de ser simpática con gente a la que no conocía, incluso se fijó con cierto interés en un par de hombres atractivos. Pero nada. Fue durante el revuelo de las campanadas, con todo el mundo en la sala de pie, copas y uvas en mano y una creciente excitación por la llegada del fin de año, por la llegada del nuevo año.

Perdida hacía rato de sus amigas, Marga brindaba con desconocidos antes incluso de empezar las campanadas. Centró su atención en las uvas, por aquello de la buena suerte, pero no terminaba de concentrarse. Y justo cuando sonó la última campanada sintió cómo alguien la besaba ardientemente. Aquél hombre la besó con pasión, sujetó su nuca entre sus manos y siguió besándola hasta que se aseguró de haber entrado en el año nuevo con amor.

Un beso en año nuevo

La Nochevieja dejó de ser vieja para convertirse en un nuevo año. Y Marga seguía besándose, seguía atrapada entre los labios y las manos de un desconocido. La verdad es que no le importaba, porque nadie antes la había besado igual. Tal vez era que estaba empezando a sentir la emoción de las fiestas. O tal vez era que el destino había organizado una espectacular bienvenida para el hombre de su vida.

Sin hacerse preguntas, sin presentarse siquiera, cuando sus labios consiguieron despegarse, Marga y el desconocido se miraron, se sonrieron, se rieron y se dieron la mano. Así, de la mano, se marcharon corriendo de aquella fiesta. Así, sin mediar palabra su subieron al coche y se fueron juntos a celebrar el año nuevo entre las sábanas.

De esta forma tan loca, tan inesperada comenzó una historia de amor para Marga. Una historia que de momento es su mejor historia de amor porque es la única que no ha tenido un final. Y es que el amor surge en los momentos más inesperados, donde menos te lo esperas, con quien menos te lo esperas.

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