Historia de amor surrealista: cantos de sirena en el mar

Laura Sánchez, Filóloga

Vivían junto al mar, felices, solos, tantos años juntos, junto al mar. La pareja era conocida en el lugar por el amor que se profesaban, por ser el paradigma de la pareja perfecta, por pertenecer el uno al otro en una entrega voluntaria. Se amaban tanto que no se habían separado nunca, hasta que una tarde de tormenta, el mar acabó con su historia de amor. El mar se lo llevó y ella salió a buscarlo. Pero él no regresó jamás.

Buscando el amor en el mar

Cuando él desapareció en el mar, ella se sentó en una roca y le esperó. Le esperó todo el tiempo pero él nunca volvió y ella dejó su vida allí en aquella roca junto al mar. De la espuma del mar que chocaba contra la roca surgió una nueva mujer. Una mujer hermosa, de tez blanca, mirada verde y voz encantadora. De aquella espuma surgió una sirena que seguía esperando a su amor.

La sirena era una mujer preciosa que llamaba con su canto a cuantos hombres pasaran cerca de aquella roca que había convertido en su hogar. Hombres que paseaban por la playa o pescadores que salían un buen día y desaparecían sin más. Hombres que se dirigían irremediablemente hacia aquella roca atraídos por el canto de la sirena, que se perdían para siempre en su mirada verde.

Hombres que caían rendidos a los encantos de la sirena, con la que vivían apasionados encuentros. Durante un tiempo, el hombre que llegaba hasta la roca, se convertía en el amante de la sirena, olvidándose de su vida anterior, centrado en aquella fascinante maga del amor. Pero ella no se olvidaba de su amor verdadero. Y cuando comprobaba que ese hombre no era el suyo, lo convertía en gaviota.

Gaviotas enamoradas

Así estaba aquella roca siempre sobrevolada por gaviotas. Llegaron biólogos, ornitólogos y científicos para estudiar el comportamiento extraño de un grupo de gaviotas que permanecían sobre aquella roca con una fijación obsesiva. Y mientras el número de investigadores se iba reduciendo, el de gaviotas iba en aumento. Una gaviota más, un amor más en el historial de la sirena.

La sirena seguía su búsqueda incansable, de aquél amor que tuvo una vez, hace tanto tiempo, del amor de su vida. A veces la pena le superaba, a veces se ponía a llorar y de sus lágrimas surgían peces grises que corrían hacia el fondo del mar. Otras veces, la sirena se resignaba y se centraba en sus gaviotas.

Una vez apareció un delfín. Extraño para aquellas aguas, pero allí estaba el delfín. La gente no consiguió relacionar la llegada del delfín con la desaparición de las gaviotas de aquella roca. Pero lo cierto es que las gaviotas ya no estaban. El delfín se había recorrido el mundo entero intentando regresar a su hogar desde aquél día en que una tarde de tormenta el mar se lo llevó.

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