Tratamiento del prolapso uterino

Saúl C. Montaño Quintanilla
Después de las cuatro décadas de vida, muchas mujeres ven multiplicarse sus males del Alma (Almanaque): que si una arruga aquí, que si un dolor allá… y entre ellos podría citarse el llamado prolapso uterino que los especialistas no identifican como una enfermedad, sino como una alteración que aparece asociada a menopausia y a los partos o traumatismos sufridos durante la juventud.

Dar a luz, así como el proceso de envejecimiento normal y algunas enfermedades, pueden debilitar el suelo pélvico y esto puede producir un prolapso (caída o salida) del útero o de las paredes vaginales.

Caída del útero y vagina


Prolapso uterino
Partos laboriosos, con criaturas muy grandes, que provocan desgarros vaginales, clasifican como la primera causa de esta alteración, a la que le sigue la disminución de hormonas propias de la menopausia que condicionan la pérdida de tonicidad de los músculos y ligamentos que sostienen el útero.

Otros factores de riesgo son la constipación crónica, la presión abdominal (después de la menopausia puede aumentar el volumen del vientre y de los gases intestinales) y los hereditarios, según aseguran los expertos.

El prolapso vaginal se clasifica en grado I (el desplazamiento del útero no supera la vagina), grado II (el útero sobresale los labios inferiores) y grado III (puede palparse incluso por fuera de los labios superiores).

Este padecer solo ocasiona una sensación de tirantez no dolorosa en los genitales, pero su presencia antiestética, sobre todo en su grado III, es la causa de preocupación de muchas mujeres.

En estos casos el tratamiento es quirúrgico, es decir se extirpa el útero por vía vaginal y se reparan las paredes vaginales. Pero antes existen una serie de ejercicios que ayudan en los casos de alteraciones leves como puede ser un pequeño cistocele (hernia de la pared anterior de la vagina) o rectocele (hernia de la pared posterior).

Ejercicios contra el prolapso uterino


1- Cuando estés orinando, intenta interrumpir bruscamente la micción, para continuarla después de forma lenta. Este esfuerzo te ayudará a fortalecer los músculos de la zona y no lo conseguirás desde la primera vez, solo poco a poco.

2- No aguantes los deseos de orinar, esto es perjudicial también para tu sistema renal, pero en el caso que nos ocupa, te ayudará a practicar el ejercicio de interrumpir el chorro de la orina tantas veces como puedas. Cuantas más veces, mejor.

3- Este último ejercicio lo puedes practicar sentada, parada o acostada. Contrae y relaja los músculos vaginales en 3 tandas de 15 repeticiones cada vez. Mientras más veces lo hagas, mejor será el efecto que se extenderá también a tu respuesta orgásmica, placer que nada tiene que ver con el prolapso uterino.

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