La leche materna hace los bebés más inteligentes

Vilma Medina

El amamantamiento eleva el coeficiente intelectual de los niños y mejora su rendimiento académico. Eso quiere decir que las madres que dan de mamar a sus bebés pueden esperar que ellos sean más inteligentes que los bebés que no tuvieron la misma oportunidad. Esta fue la conclusión a que llegaran los investigadores del mayor estudio que ya se hizo sobre el tema, realizado por expertos de la Universidad McGill Canadá, de Montreal.

El equipo realizó un seguimiento a 13.889 niños nacidos entre junio de 1996 y diciembre de 1997 en la maternidad de Bielorrusia, durante casi siete años, y observó que los niños amamantados de forma exclusiva y durante un tiempo prolongado tuvieron un mejor desempeño en los exámenes cognitivos, obtenidos a través de exámenes de coeficiente intelectual y de las primeras calificaciones de los niños en la escuela. Se notó también que esos niños obtuvieron mejores resultados, y con diferencia, en lectura y redacción.

El director del estudio, Michael Kramer, dice que ahora lo único que resta aclarar es si esta diferencia se debe sólo a la ingestión de leche materna o si las interacciones sociales y físicas de la madre y su hijo durante el amamantamiento también contribuyeron a que llegasen a este resultado.

Con un apoyo adecuado, muchas madres podrían seguir amamantando a sus bebés. Lo que ocurre es que por variadas razones y pretextos, algunas deciden no seguir dando el pecho a su bebé. En muchos países las tasas de amamantamiento tienen bajado significativamente, a pesar de que, de sobra, se conoce las grandes propiedades y beneficios de la leche materna para el bebé. Esperamos que con el resultado de este nuevo estudio las madres se animen a volver a las antiguas y sanas costumbres.

Preocupaciones estéticas o la salud de bebé

Hoy en día en muy común cruzarte, en plena calle, en un parque o en un supermercado, con alguna madre dando el pecho a su bebé. Más que un gesto bonito y tierno, me parece una decisión muy consciente y responsable por parte de la madre. Da igual el lugar, lo importante es que no falte leche a su bebé, que la leche materna sea un recurso bien aprovechado, y que el bebé esté mejor alimentado.

Aunque nos crucemos con este tipo de escenas, pienso que cada día son más las mujeres que no siguen las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que pide por lo menos 6 meses de amamantamiento exclusivamente materno, para el bebé. Sólo un 25% de los bebés con menos de 6 meses de vida, toma sólo leche materna. Me pregunto por qué la lactancia materna se está convirtiendo en un recurso muy poco utilizado y valorado. Por un lado está el factor estética. A la madre le entra el pánico solo de pensar que puede quedarse con los pechos caídos. Por otro, está la falta de paciencia y de persistencia. El amamantar, como cualquier otra medida, requiere tiempo y práctica. No se puede desistir a la primera. Además, orientación en cuanto a la mejor forma de dar el pecho, no falta. Y aparte de todo eso, se encuentra el factor tiempo. El no tener tiempo ya se convirtió en la excusa perfecta para no hacer muchas cosas. Muchas guarderías ya se encuentran suficientemente preparadas para alimentar a los bebés con la leche de sus madres.

Creo que si una madre decide no amamantar por algunas de estas razones, es porque le falta algo de consciencia o de conocimiento. Los beneficios nutricionales, de crecimiento y de desarrollo de la leche materna para el bebé, son enormes. Les hace menos vulnerables a las enfermedades, e incluso representa un ahorro económico para la familia. Comprar leche, biberones, así como tener otros gastos que supone recurrir a las fórmulas sustitutivas de la leche materna, cuesta, y mucho.

Reconozco que amamantar o no a su hijo es una opción y una decisión personal y un derecho de cada madre. Por una o por otra opción, ella no será mejor o peor madre. Sin embargo, también reconozco que no solo la salud del bebé gana con la leche materna. La madre también sale favorecida. Bueno, los dos. La relación madre-hijo, se hace mucho más cercana porque la madre no solo comparte leche con su hijo, pero también tiempo, emociones, y comunicación.

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