Protégete frente a la Hepatitis C

Síntomas y tratamiento más adecuado

Napoleón Fernandez

La hepatitis C es una enfermedad viral que produce la inflamación del hígado. Teniendo en cuenta que el hígado es un órgano vital cuyas funciones son almacenar energía, vitaminas y minerales, ayudar a digerir los alimentos, eliminar las sustancias dañinas de la sangre y combatir las infecciones, hay que intentar lograr una detección temprana de la enfermedad con el fin de eliminar el virus y que la hepatitis C no se convierta en crónica. Algo que supondría un grave riesgo para la salud, llegando a producir cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de hígado.

Contraer la hepatitis C

La causa de la hepatitis C es un virus y a partir de ahí, la enfermedad se contagia de unas personas a otras. Las situaciones a través de las cuales se puede contagiar la hepatitis C son variadas, entre ellas, haber nacido de una madre que durante el embarazo tuviera la enfermedad, tener relaciones sexuales sin protección con una persona infectada, hacerse un tatuaje o piercing con instrumental no esterilizado, así como compartir agujas, máquinas de afeitar o cuchillas con una persona que tenga la enfermedad. Pero también corren riesgo de contraer la hepatitis C los profesionales de la salud que están en contacto con la sangre y algunas de las personas que recibieron una transfusión antes de julio de 1992.

Síntomas y tratamiento

El problema para una detección temprana de la hepatitis C es que es una enfermedad que no presenta síntomas hasta que el hígado está ya muy dañado. Algunos de los síntomas son ictericia, dolor abdominal, heces pálidas y orina turbia, falta de apetito, fatiga, fiebre, náuseas, etc.

Ante estos síntomas, la hepatitis C puede diagnosticarse por medio de un análisis de sangre, aunque en ocasiones, será necesaria una biopsia del hígado. El tratamiento recomendado se determina según el estado que presente el hígado. Generalmente consta de medicamentos antivirales durante un tiempo que puede variar de las 24 a las 48 semanas. En los casos más graves puede ser necesario un trasplante de hígado.

Cómo prevenir la hepatitis C

Dados los métodos de contagio de la enfermedad, tenemos a nuestra disposición algunos medios para no contraer la hepatitis C. Los profesionales de la salud deben tomar las debidas precauciones a la hora de manipular sangre y líquidos corporales para no infectarse de forma accidental. Para el resto de las personas, las recomendaciones son las mismas que para evitar la transmisión de cualquier otra enfermedad, es decir, no compartir agujas, cepillos de dientes, máquinas de afeitar o cuchillas, asegurarse de que los instrumentos de tatuar están esterilizados y utilizar preservativos en las relaciones sexuales.

Teniendo en cuenta que la hepatitis C se trata de una enfermedad que no presenta síntomas pasados unos 10 años, y que en ese momento el daño producido al hígado puede ser ya irreversible, conviene acudir al médico cuanto antes si te has encontrado en algún momento en una situación que implique riesgo de contagio.

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