Historia de amor de Dalí y Gala: el genio y su musa

Laura Sánchez, Filóloga

Uno de los pintores más grandes de todos los tiempos, un genio creador rodeado de polémica, una figura excéntrica que sobresalió en el mundo del surrealismo, una misteriosa mujer rusa casada con un poeta francés, un amor a primera vista, una relación liberal...con estos ingredientes se cocinó la fascinante historia de amor del pintor Salvador Dalí y su musa Gala.

Amor a primera vista

Más de cincuenta años duró esta historia de amor entre Dalí y Gala. El éxito de la relación pareció deberse a que no se trataba de una relación convencional, incluso hay quien afirma que ni siquiera llegaron a mantener relaciones sexuales. La tendencia homosexual del pintor y los continuos amantes de la musa no suponían un problema para una unión de éxito a nivel económico y emocional.

Su nombre real era Elena Ivanovna Diakonova, era originaria de Rusia, estaba casada con el poeta francés Paul Eluard y vivía totalmente inmersa en la corriente artística del surrealismo. Cierto día del año 1929, acudió con varios artistas a visitar a Dalí en su finca de Cadaqués y así fue como se conocieron Gala y Dalí. Dicen que el pintor se enamoró al instante de la misteriosa mujer rusa que desprendía una fuerza y una energía incomparables.

Desde ese momento, Gala y Dalí no se separaron jamás, alimentándose el uno al otro. La relación fue bastante criticada por el carácter excéntrico de los dos protagonistas de la historia de amor que, incluso adquirió tintes de amor prohibido cuando la oposición de la familia del pintor se hizo pública. Pero Gala adoraba el genio creador de Dalí, y Dalí dependía de Gala para seguir creando.

Relación de dependencia

A pesar de que ambos defendían la libertad, especialmente la libertad sexual dentro de la pareja, estaban metidos en una relación dependiente y, en algunos casos, obsesiva. Dalí no podía dejar de pintar a Gala en todos sus trabajos, su influencia era evidente y en todas sus obras había algo de su musa, de su inspiración. Mientras Dalí pintaba, Gala se ocupaba de los asuntos económicos, del marketing y convertía al pintor en uno de los artistas más prestigiosos de su tiempo.

Una influencia, la de su musa, que muchos han criticado aduciendo manipulación. Pero la verdad es que Dalí estaba encantado con su esposa, con su musa, con su vida y con su trabajo. Tal era la adoración del pintor por su mujer, que le compró un catillo donde ella era la reina absoluta. Un castillo al que Dalí solo podía acceder si le hacía una petición por escrito a Gala.

Esto da una idea del tipo de relación que se traían entre manos. Pero nadie podría pretender que una genio de la talla de Dalí y una fuerza de la talla de Gala mantuvieran una relación convencional. Se amaban, pero sobre todo se necesitaban.

Puedes leer más artículos similares a Historia de amor de Dalí y Gala: el genio y su musa, en la categoría de Historias de amor en Diario Femenino.

Publicado:
Actualizado: