Marie y Pierre Curie: una historia de amor con mucha química

Laura Sánchez, Filóloga

Los descubrimientos científicos de Marie y Pierre Curie son bien conocidos por todo el mundo, además de reconocidos por los dos Premios Nobel que le dieron a Marie. Su importancia en la ciencia queda demostrada, pero esta pareja derrochaba química en algo más que en sus descubrimientos. Y poco es lo que sabemos de esta historia de amor de Marie y Pierre Curie.

Una relación con mucha química

Puesto que la historia de amor de Marie y Pierre Curie se desarrolla a finales del siglo XIX y principios del XX, no tenemos demasiados datos sobre su vida personal. Y si conocemos su primer encuentro, la verdad es que nos lo han transmitido con pocas dosis de pasión. Tal vez porque su relación no se basaba en el deseo carnal, propio de dos enamorados, sino en la pasión por la ciencia, más propio de dos genios.

Ambos apuntaban maneras de genios desde su infancia. Si bien para Pierre no resultó muy difícil ingresar en la Universidad para estudiar Físicas, Marie lo tuvo un poco más complicado desde su Polonia natal donde no estaba bien visto que las mujeres acudieran a la Universidad. Marie tuvo que trasladarse a Paris donde finalmente pudo asistir a la Universidad, aunque aun resultaba muy extraño una mujer con semejante capacidad de decisión e independencia.

Ambos también habían renunciado hacía tiempo al amor y a formar una familia porque preferían vivir absortos en la investigación científica. Y fue el destino quien decidió juntarlos para que no tuvieran que renunciar a nada. Dicen que fue un flechazo, moderado, correcto, pero flechazo al fin y al cabo. Dicen que cuando Pierre descubrió en la Universidad a una Marie apasionada por la ciencia, segura de sí misma y de sus capacidades y con una mirada que brillaba por la ilusión, se enamoró perdidamente de ella.

Un matrimonio bien avenido por la ciencia

Al poco después de conocerse, Marie y Pierre Curie se casaron. Para qué iban a esperar si el tiempo no les sobraba precisamente. Tenían muchas investigaciones, muchos experimentos por delante. Y a partir de ahora lo harían juntos. Que era un matrimonio bien avenido no hay duda porque si no no habrían tenido tanto éxito en sus descubrimientos. Pasar las 24 horas del día juntos o se hace con amor o no se hace.

En todo caso, la pareja fue todo un ejemplo de la conciliación de la vida familiar y laboral, que tan de cabeza nos trae hoy en día. Porque Marie y Pierre no solo trabajaban, también tenían tiempo para criar y educar a sus dos hijas, formando así esa familia a la que una vez habían renunciado.

Por eso es que no encanta esta historia de amor con mucha química. Por eso es que admiramos el amor de estas dos mentes brillantes, porque fueron capaces de hacer grandes cosas juntos, sin anularse el uno al otro, sino complementándose. La pasión les unía, la pasión por la ciencia y por el trabajo constante. Sin duda, el sueño de cualquier pareja es apoyarse y amarse hasta el día de su muerte, tal y como hicieron Marie y Pierre Curie.

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