Mujeres y hombres: y llegó la crisis de pareja

Laura Sánchez, Filóloga

Todo era perfecto, las mariposas del estómago, la sonrisa, tú y tu amor vivíais un romance maravilloso. Esa pasión, esas risas, esas miradas...hacían presagiar que, por fin, habías encontrado al amor de tu vida, a tu príncipe azul. Y de pronto llegó. Apareció de repente sin saber muy por qué y sin que ninguno de los dos le hubiera abierto la puerta. Pero la crisis de pareja se instaló en vuestra relación como se instala en todas las relaciones entre mujeres y hombres.

Motivos de la crisis de pareja

No siempre es fácil distinguir entre una discusión o un malentendido y una auténtica crisis de pareja. Como tampoco es fácil decidir si la crisis de pareja supone la ruptura o, por el contrario, es un aliciente más para mantenerse unidos. Como vemos, la crisis de pareja está rodeada de incógnitas, tantas que, la mayoría de las veces, la crisis se nos escapa de las manos y con ella el amor.

Los motivos por lo que puede surgir una crisis de pareja son infinitos, nos atrevemos a decir, porque no todas las parejas la sufren de igual manera. Mientras que para unos una infidelidad es motivo de ruptura fulminante, para otros se trata de una crisis de pareja que deben resolver en amor y compañía. Lo mismo ocurre con los trastornos emocionales, como por ejemplo, una depresión de un miembro de la pareja que puede acabar con la relación o, por el contrario, reforzarla.

Problemas económicos, diferencias ideológicas, diferentes conceptos de la higiene y el orden, caracteres irreconciliables, incompatibilidades varias, familias entrometidas, sueños que no encajan o futuros alejados son los motivos más frecuentes de una crisis de pareja.

Qué hacemos con la crisis de pareja

Una vez que nos encontramos ante una crisis de pareja, la pregunta es: ¿qué hacemos con ella?. Podemos esperar a que pase la tormenta, podemos ignorarla y guardarla bajo la alfombra, podemos relegarla al cajón de la amargura y hasta meterla en la mochila de los reproches. Pero también podemos intentar resolverla. Y por, supuesto, siempre quedará el recurso de tirar la toalla porque la relación no merece la pena.

Esas son las posibilidades de tratamiento de una crisis de pareja y la elección es muy personal. La misma persona tampoco elige siempre el mismo tratamiento, sino que alguna vez habrá ignorado la crisis, en ocasiones la habrá resuelto y otras veces habrá dado carpetazo al a relación.

Decidir cuál es la mejor opción para gestionar una crisis de pareja depende de cuánto amor quede en la pareja, cuántos proyectos de futuro, cuántas horas de risas, cuánto respeto, cuánta complicidad y cuánta confianza haya en la relación. Aunque el factor fundamental es, sin duda, lo cansada que estés de solucionar una crisis tras otra.

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