Mujeres y hombres: cómo reconciliarte con tu pareja (la teoría y la práctica)

Laura Sánchez, Filóloga

Hay quien dice que las peleas en la pareja son saludables, si no se llega a las faltas de respeto. También dicen que las reconciliaciones son aún más saludables, tal vez por lo que algunas implican de sexo. Los expertos en pareja nos cuentan las formas más recomendables para reconciliarnos con nuestra pareja, pero ya sabemos que la teoría no funciona frente a la realidad de las relaciones entre mujeres y hombres. Nosotras no te contamos la teoría, te contamos la verdad sobre las reconciliaciones de pareja.

La teoría sobre la reconciliación

Terapeutas de pareja, sacerdotisas del amor y demás expertos en las relaciones de pareja nos hablan de lo que se necesita en una reconciliación. Nos hablan de perdón, de tolerancia, de comprensión y de generosidad, cualidades que valoramos en la vida pero que en el transcurso de una discusión de pareja van desapareciendo. Nos dicen que debemos ser pacientes, hablar con tono cariñoso y utilizar con nuestra pareja un lenguaje corporal amistoso.

El orgullo es otro de los puntos que tratan los expertos del amor. Nos dicen que debemos dejarlo de lado si queremos reconciliarnos con nuestra pareja, que no nos empeñemos en llevar la razón y que pidamos perdón porque en una pelea, la culpa siempre es compartida. Que miremos al otro con amor, que dialoguemos hasta que el malentendido quede resuelto y que entonces es el momento de las caricias.

Y del sexo también. Pero el sexo de reconciliación no puede actuar hasta que no nos hayamos perdonado y los motivos de la discusión se hayan solucionado. Estas teorías reconciliadoras nos parecen civilizadas. Y estaríamos dispuestas a llevarlas a cabo si no supiéramos, por experiencia, que no funcionan cuando hablamos desde una perspectiva más realista. La verdad es que los problemas de convivencia no se resuelven a base de teorías.

La verdad sobre la reconciliación

Porque una discusión de pareja no suele ser civilizada, no podemos pretender que la reconciliación lo sea. Cuando una pareja discute, el asunto se convierte en una batalla campal en donde alguien tiene que ganar. Y vamos a procurar que las vencedoras seamos nosotras. No sabemos muy bien qué problema tienen algunos expertos en pareja con el orgullo, pero es algo que no hay que perderlo nunca, ni en la vida ni en el amor.

Si en la discusión de pareja en cuestión somos nosotras las que llevamos la razón, nos la quedamos, no se la cedemos al otro por el bienestar general. Lo mismo ocurre con las disculpas, que son una arma de doble filo. Como las mujeres somos más reflexivas sabemos perfectamente cuándo nos toca a nosotras pedir perdón. Sin embargo, no siempre es conveniente hacerlo, porque en el momento en que pidamos disculpas, se nos hará culpables y responsables de cualquier problema desde ese momento hasta el final de nuestros días. O hasta el final de la relación.

Y el sexo de reconciliación. Es difícil establecer dónde acaba la discusión y dónde empieza la reconciliación. Generalmente las discusiones de pareja se terminan por agotamiento y no por haber llegado a un acuerdo real, porque si así fuera, estaríamos ante la última y definitiva discusión. Así que esperar a que todo esté solucionado para tener nuestra sesión de sexo reconciliador no deja de ser un tanto arriesgado.

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