La historia de Inés, un ejemplo para salir de la violencia de género

Inés explica que si no fuera por sus hijas ahora estaría muerta

María Machado, Periodista
En este artículo
  1. Inés, superviviente de violencia de género, cuenta su historia en su libro
  2. El día a día de Inés, superviviente de la violencia de género
  3. El testimonio de Inés, para otras víctimas de violencia de género

“Vivir con miedo, esperar al siguiente golpe, tratar de hacer todo lo que él quiere para que no se enfade, pero también vivir con unas ilusiones que nunca se hacen realidad, esperar a que tu marido cambie”. Así vivía Inés su día a día como mujer maltratada. “Es levantarse todos los días con moratones pero fingir que él te quiere, que lo hace por ti, para que aprendas, y llegar a creértelo”, añade. Pero ahora todo esto ha quedado atrás e Inés se siente libre, algo que nunca pensó que llegaría a pasar. Esta es la historia de Inés, un ejemplo para salir de la violencia de género

Inés es una superviviente porque es consciente de que si no fuera por sus hijas, que denunciaron por ella el maltrato, ahora estaría muerta porque él la intentó asesinar tres veces. “Mi hija mayor llegó a llamar al teléfono de la mujer maltratada para que la ayudaran y me dijo a mí ‘mamá te va a matar’ Ella sabía que el final era yo en la tumba y su padre en la cárcel. (…) Incluso en el hospital con 20 puntos en la cabeza le dije a mi hija ‘no denuncies que me mata’, la suerte es que no me escucho”.

Inés, superviviente de violencia de género, cuenta su historia en su libro

Una de las mejores terapias que Inés encontró fue escribir un libro a partir de las conversaciones con su psicólogo Valentín. En “Mis hijas me devolvieron la vida” cuenta su vida, lo que le hizo sentir liberada, como si se hubiera quitado uno de los tantos pesos que llevaba en la espalda. “Mi historia es la de una chica normal, que tenía sus ilusiones, que se casó, tuvo dos hijas pero que terminó en el hospital con 20 puntos en la cabeza, que todas sus ilusiones poco a poco fueron desapareciendo y se convertían en sobrevivir día a día al lado de un hombre destructivo. En mi camino se cruzó el demonio en forma de hombre, se cruzó el que sería mi peor pesadilla y la persona que intento matarme en tres ocasiones.”

“En mi libro cuento como el maltrato no empieza con una paliza que te lleva al hospital, el maltrato empieza con un ‘sácate de ahí que tu no sabes’, ‘no te pongas eso que pareces una puta’, con un bofetón que a los cinco minutos se convierte en un ‘lo siento, pero me enfadaste’, cómo poco a poco todo esto se convierte en un ‘me dio un golpe porque me lo merecía’, ‘no puedo salir que tengo que estar en casa cuando el llegue’, etc.”

El día a día de Inés, superviviente de la violencia de género

Inés no fue consciente de que estaba siendo víctima de la violencia machista porque la esperanza de que las cosas podían cambiar le impedía quitarse la venda de los ojos. “Sabes que te esta golpeando, insultando pero en definitiva cuando ves en la televisión ‘otra víctima de violencia de género’ te echas las manos a la cabeza y en ningún momento ves una similitud contigo. Creo que ninguna mujer victima de violencia de género es consciente de serlo. Estás tan metida en el pozo que realmente piensas que lo que te está pasando es normal, que te lo mereces.”

La palabra con la que Inés define su día a día de entonces es ‘miedo’. Y ese miedo, que puede más que mil golpes, es lo que le impidió dar el paso para denunciar o separarse. “Los días eran inciertos, un infierno que estaba deseando que terminase. Era vivir con miedo constante, era intentar hacer todo lo que él quería para que no se enfadase, medir todas tus palabras y estar preparada para recibir una paliza en cualquier momento. Mientras mis hijas eran pequeñas era temblar para que no se las llevara sin saber para donde ni cuentos días, para que las dejara conmigo. Era mirar el reloj para rezar que al salir de trabajar viniera para casa y no se pusiera a beber y llegar borracho a las tantas de la madrugada, era intentar ocultar todo esto a la sociedad y a mis propias hijas. Eso no era vivir; era estar muerta en vida, era desear que todo se terminase pero ver que el día terminaba y empezaba otro igual.”

El testimonio de Inés, para otras víctimas de violencia de género

A pesar de que hoy en día sigue padeciendo secuelas físicas, debido a los dolores que sufre; psicológicas, ya que ha tenido que aprender a valorarse de nuevo; y económicas, dado que no ha podido seguir trabajando, Inés es una orgullosa superviviente. “La lectura positiva es que ahora soy libre, algo que no me lo imaginaba, entro y salgo cuando quiero, me visto como me gusta, hago lo que me apetece y no tengo que pedir permiso ni estar asustada por ello. Soy libre, y veo a mis hijas tranquilas y eso me hace ser feliz.”

A Inés le hubiera gustado que alguien le hubiera abierto los ojos con los primeros insultos y golpes. Por eso, ella misma lanza un mensajes a otras mujeres que están viviendo esta situación: “Primero les diría que miraran para su relación. (…) Que el arma más importante que tiene el maltratador es el miedo, vencer ese miedo es la libertad. Que los denuncien, que no compensa vivir así, que tienen que salir de esa vida, primero por ellas mismas y después por sus hijos y familiares. Yo después de mucho pensar he llegado a la conclusión que es mejor morir intentando salir de esa vida, que vivir toda la vida con un maltratador, ya que eso no es vivir, un maltratador te va matando poco a poco, tanto física como patológicamente.”

Por eso, esta superviviente de la violencia de género es partidaria de educar a los jóvenes para que tengan información y sean educados en igualdad y equidad. Las mujeres necesitan saber que van a estar protegidas a la hora de ir a denunciar y que la ley les ampara. “Lo que me gustaría es que los que hacen las leyes se sentaran con mujeres como yo para que vean otra visión el maltrato, una visión real, y no unos papeles con datos (…)  No es aplicar una ley, es escuchar y ser persona.”

Inés, una superviviente, quiere ayudar a otras víctimas de violencia de género dando a conocer en primera persona cómo se vive esta lacra. “La violencia de género no solo sucede el 25 de noviembre, Día Internacional de la Violencia de Género, sino que es el día a día de muchas mujeres”.

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