Falsos mitos: los huevos no aumentan el colesterol

Marta Valle

Existe una creencia popular en torno a los posibles efectos negativos derivados de un exceso de consumo de huevos.  Esto ha devenido en la demonización de este alimento, debido a la presencia de un alto contenido de colesterol, sobre todo en la yema, y a una supuesta relación negativa con las enfermedades cardiovasculares. Los últimos estudios científicos en relación al huevo han venido a demostrar que un consumo moderado no altera la presencia del colesterol en la sangre.

Huevos: propiedades y falsos mitos


Desde que somos pequeños, este alimento juega un papel esencial en nuestras dietas ya sea en forma de platos, salsas o cómo ingrediente en postres y dulces. El huevo resulta económico, accesible y aporta a nuestro organismo una gran variedad y cantidad de proteínas y grasas –saturadas, poliinsaturadas y monoinsaturadas- , así como muchas vitaminas y, sí, el famoso colesterol.

De acuerdo con una revisión de diversos estudios publicada en el Journal of the American College of Nutrition en el año 2000, se obtuvo la conclusión de que la utilización del huevo en comidas no estaba directamente relacionada con la presencia de una alta tasa de colesterol en el torrente sanguíneo.

Lo cierto es que el consumo excesivo de grasas saturadas supone el principal causante del aumento del colesterol en la sangre, encontrándose éstas, sobre todo, en los productos lácteos (quesos, leche y yogures enteros), en carnes grasas y en dulces industriales tales cómo golosinas, galletas o masas de tarta.

En lo referente  al riesgo de contracción de enfermedades cardiovasculares, resulta pertinente señalar que el huevo contiene colina, un nutriente fundamental para el correcto funcionamiento del corazón, del cerebro y de los vasos sanguíneos. En consecuencia, este alimento ayuda a rebajar y metabolizar la homocisteína, compuesto químico que, en niveles muy altos, es responsable de un aumento en el riesgo de este tipo de dolencias.

Estudios sobre el consumo de huevo

Resulta complejo encontrar una unanimidad cierta en las conclusiones de los diversos estudios que se han realizado en los últimos años. Por una parte, existen investigaciones que han determinado que no existe una relación directa entre el consumo de huevo y el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares o diabetes. Por ejemplo, el 'Regular egg consumption does not increase the risk of stroke and cardiovascular diseases", concluido durante el año 2006, hizo un seguimiento a más de 10.000 personas a lo largo de cuatro años sin observarse ninguna incidencia reseñable entre aquellos sujetos que comían más de 6 huevos a la semana.

Por otra parte, encontramos estudios menos entusiastas cómo el "Egg Consumption and Risk of Heart Failure in the Physicians' Health Study", concluído en el año 2008, que estimó que el riesgo a contraer las enfermedades mentadas aumentaba en un 28 por ciento si se consumía más de un huevo al día, y hasta un 68 por ciento si eran más de dos diarios.

Lo recomendable, por tanto, es un consumo moderado de huevos en el desarrollo de una dieta rica y equilibrada ya que se trata de un alimento fundamental por los beneficios añadidos que aporta a nuestra salud, sin dejar de lado nuestras necesidades alimentarias esenciales.

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