Historia de amor entre vecinos: amor en el ascensor

Laura Sánchez, Filóloga

La primera que se vieron fue en el ascensor. Victoria iba al cuarto piso y Julián al quinto. Victoria pensó que por fin tenía un vecino que merecía la pena, ya que el edificio estaba lleno de abuelos. Y Julián pensó que su vecina del cuarto iba a proveerle de sal en numerosas ocasiones. La primera que vez que se vieron fue en el ascensor y allí empezó una apasionada historia de amor entre vecinos.

Amor entre vecinos

Julián no era de los que pierden el tiempo y al día siguiente estaba llamando a la puerta de Victoria para pedirle...sí, un poco de sal. A Victoria le entró la risa tonta porque no se imaginaba cómo alguien podía utilizar ese truco tan viejo, así que sin hacer caso de la sal, directamente le invitó a tomar una copa de vino. Y Julián se fue del apartamento unas cuantas horas más tarde. Sin la sal.

Julián no llegó a su casa con la sal, pero sí con lo que había ido a buscar. Porque había conquistado a Victoria, que debía estar fácil de conquistar. Victoria se dejó conquistar por aquél tipo moreno, de ojos verdes, con barba y por esa camiseta gris que dejaba ver unos brazos musculosos perfectos para acoger su soledad. No pasó nada en aquel primer encuentro, salvo que el cuerpo de Julián se iba inclinando cada vez más hacia el de Victoria.

Y como Julián se había ido sin la sal, al día siguiente Victoria fue a llevarle a su vecino del quinto lo que quería. Fue a llevarle la sal. Como hombre educado, Julián no tuvo más remedio que invitarla a una copa de vino y la aproximación de los cuerpos del día anterior se convirtió en una unión inevitable. En el sofá del quinto piso ambos vecinos se amaron hasta quedar rendidos.

Amor hasta el final

Durante unos meses Victoria y Julián vivieron una apasionada historia de amor que transcurría entre el piso cuarto y el quinto, a veces en la escalera, a veces en el ascensor. El ascensor era el lugar preferido por estos dos vecinos amantes para derrochar pasión ya que, al fin y al cabo, era el lugar donde se habían conocido. Julián no acaba de creerse la suerte que había tenido con su vecina del cuarto y Victoria no dejaba de preguntarse hasta cuándo duraría aquella historia de amor.

Julián, en cambio, sabía perfectamente cuándo iba a terminar la historia. Esa pasión vecinal acabaría en el mismo momento en que su mujer y su hijo se mudaran con él. Un detalle, el de que tenía familia, que Julián había olvidado comentarle a Victoria. Aún tenía tiempo hasta que empezara el colegio. Mientras tanto, Victoria iba haciendo cábalas sobre la conveniencia o no de dar un paso más en esa relación que tenía tintes de perfecta con el vecino del quinto.

El calendario escolar marcó el final de la relación entre Victoria y Julián. Fue una lástima el modo en que se enteró Victoria, porque lo hizo en el ascensor. Un día coincidió en el ascensor con una mujer encantadora y un niño sonriente que no dudaron en presentarse como los nuevos vecinos del quinto. La familia estaba ya reunida y Victoria se quedó con el corazón hecho pedazos en el mismo ascensor donde unos meses antes había empezado a latir.

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