Historia de amor en San Valentín: sueños por cumplir

Siempre había querido celebrar San Valentín. Lucía miraba con envidia a todas esas parejas televisivas que festejaban el día de los enamorados por todo lo alto, con anillo de compromiso a orillas del Sena o con inolvidables declaraciones de amor. Ella no quería tanto, se conformaba con vivir su propio San Valentín entre rosas y velas, pero nunca había dado con un hombre que estuviera interesado en celebrar esa fecha. Y es que, ahora se daba cuenta, sus historias de amor nunca se habían caracterizado por el romanticismo. Pero este año...este año iba a ser diferente.

Un San Valentín con amor

Este año iba a ser diferente porque Lucía llevaba ya ocho meses saliendo con Javi, en una relación estupenda que estaba a punto de dar un paso más. Pronto se irían a vivir juntos. Al menos, eso se deducía de las conversaciones que tenían, de los planes que hacían. Suerte que Javi era diferente de otros novios que había tenido Lucia. Javi parecía más sensible, más romántico.

Y era una suerte porque se acercaba una fecha que a Lucía le producía ilusión y terror al mismo tiempo. Se acercaba San Valentín y Lucía siempre había querido celebrar ese día de una forma especial, declarar su amor a su pareja en un ambiente romántico, con regalos de amor, con mensajes de amor eterno, con bombones, con rosas, con velas...en fin, un San Valentín de verdad. Pero ninguna de sus parejas anteriores se había mostrado interesada en celebrar nada.

Aunque no conocía a Javi lo suficiente, Lucía presentía que este San Valentín sí iba a ser especial. Algo le había oído comentar a su novio que era una fecha estupenda para demostrar el amor, así que estaba concentrada en prepararle una sorpresa para el día de los enamorados. Aún quedaban dos semanas, aún tenía tiempo de preparar el escenario adecuado para pedirle formalmente a Javi que vivieran juntos. O tal vez él había tenido la misma idea.

Preparando San Valentín

La verdad es que Javi andaba también con ciertos preparativos para San Valentín y también era verdad que eso le daba más de un problema. No sabía cómo quedar bien, si enviar un ramo de flores al trabajo era excesivo, si tal vez era mejor enviarlo a su casa, si era mejor reservar una cena romántica en un restaurante o tal vez prepararla en casa. Y Lucía percibía el nerviosismo de Javi y estaba encantada porque esperaba un San Valentín inolvidable.

Y llegaba el día de los enamorados. Al final habían quedado en preparar una cena romántica en casa de Lucía, así que le tocó a ella poner los efectos especiales de una velada inolvidable. No faltaba la gincana de amor que siempre había querido tener, daba igual que no fuera para ella sino para él. Pero antes quería pasar por casa de Javi para que fuera allí donde encontrara la primera pista de la gincana que le llevaría hasta la cena de San Valentín.

La primera pista, sin embargo, fue para Lucía. Lucía entró a media tarde en el piso de Javi, bastante antes de que él terminara de trabajar. Esa primera pista fueron las llaves de Javi. ¿Estaba ya en casa? Pero como Lucía nunca antes había hecho una de esas gincanas de amor no tenía mucha experiencia en pistas. Si no, se habría dado cuenta de que algo ocurría, de que un aroma de mujer la estaba dirigiendo hacia el dormitorio sin que ella se diera cuenta. Y allí los vio. A Javi celebrando su propio San Valentín con otra mujer.

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