Parejas que no conviven: el secreto de la felicidad

Laura Sánchez, Filóloga

La mayoría de las relaciones de pareja se plantean en un momento u otro ir a vivir juntos. Se trata de una decisión delicada porque todo el mundo conoce el desgaste que la convivencia ejerce sobre el amor. Por eso cada vez hay más parejas que no conviven y nos preguntamos si ese es el secreto de la felicidad.

Tú en tu casa y yo en la mía para una pareja feliz

Las convenciones están para romperlas si con eso logramos vivir más felices. Por eso cada vez más parejas se saltan la etapa de la convivencia con el objetivo de proteger su amor y continuar con una relación apasionada y con chispa. Cada uno en su casa y Dios en la de todos parece ser el lema de estas parejas que no conviven.

Las parejas que no conviven cantan las alabanzas de tener una relación en la que cada uno vive en su casa. Las discusiones se reducen porque hay menos motivos de desencuentro y el tiempo que se dedican el uno al otro parece de mejor calidad porque no hay lugar para la desidia, la rutina o la monotonía.

Otra de las ventajas de tener pareja pero no vivir con ella es la independencia que se logra. Son parejas que lo tienen todo, el amor, la pasión, el apoyo de un cómplice y sus momentos a solas. Amar a una persona que no gestiona tu tiempo, que en cada encuentro tiene algo nuevo que contar porque no os conocéis vuestras rutinas al dedillo, puede ser una buena forma de mantener la chispa.

Y hablando de chispa, de pasión y de deseo. El hecho de no vivir en la misma casa, de no tener siempre a tu disposición a la otra persona, hace que tampoco se desgaste la vida sexual. Esta nueva tendencia de no convivir con tu pareja llamada LAT (Living Apart Together) puede ser ese secreto de las parejas felices que tanto buscamos.

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