Piel dura: causas y tratamiento de la esclerodermia

Marta Valle

La esclerodermia, que significa de forma literal piel dura, es una patología del tejido conjuntivo que provoca importantes transformaciones en la piel, los vasos sanguíneos, los órganos internos y los músculos. Se trata de una enfermedad autoinmune que se da cuando el sistema inmunitario ataca erróneamente y destruye tejido corporal sano. La afectación que esta anomalía puede tener en la piel puede ser mínima -se da únicamente en dedos y cara, extendiéndose de forma lenta y gradual- o generalizada -si se extiende por todo el cuerpo de forma rápida-. Dado el caso, deberemos consultar con un dermatólogo de cara a establecer un diagnóstico específico para dicha dolencia.

Causas de la aparición de la piel dura

Los factores que pueden desencadenar la aparición de la esclerodermia o piel dura pueden deberse a diversas circunstancias que pueden afectarnos a diario: un estilo de vida inadecuado que incluya hábitos alimenticios deficientes, una mala nutrición, un padecimiento simultáneo de otras enfermedades relacionadas como el lupus eritematoso sistémico o la polimitosis, una época en la que estemos sufriendo un exceso de estrés que genera una fuerte tensión en nuestro organismo y que debilite el sistema inmunitario o exposiciones continuadas a policluro de vinilo o a polvo de sílice.

Los síntomas que acompañan por regla general a una patología como la esclerodermia pasan por el evidente endurecimiento de la piel, la tumoraciones blancas bajo la dermis, la pérdida de cabello, las llagas en las puntas de los dedos de las manos, la distensión abdominal después de realizar cada comida, la rigidez y la tensión en las manos, los dedos y los antebrazos, una coloración de la dermis anormalmente clara u oscura, el engrosamiento de la piel y, en el caso de que la enfermedad haya afectado a los músculos, el dolor articular, las molestias en los pies, y el entumecimiento y la inflamación de las articulaciones.

Como se trata de una enfermedad bastante inusual, es posible que el diagnóstico médico se alargue más de lo deseado. Pero una vez localizado el padecimiento de la piel dura, el dermatólogo puede optar por la prescripción de fármacos que abarcan los antiinflamatorios no esteorides, los inmunodepresores y los corticosteroides. Además, el tratamiento puede ser complementado con el uso de cremas hidratantes, sesiones de fototerapia o fármacos para la pirosis.

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