Anemia, una enfermedad que se puede prevenir

Laura Sánchez, Filóloga

La anemia surge por una falta de hemoglobina en la sangre y es una afección muy común y que produce en quien la padece un cansancio inusual, dolores de cabeza y dificultad para concentrarse. Se trata por tanto, de una dolencia difícil de diagnosticar porque puede confundirse fácilmente con una situación de estrés, tan frecuente hoy en día. Una de las mejores formas de prevenir las anemias que más se dan entre la población es seguir una alimentación equilibrada, algo que, ante el número creciente de personas con anemia, parece difícil de conseguir.

Problemas en la sangre

Nuestro organismo necesita de todos los nutrientes para su correcto funcionamiento. En el caso de los problemas de anemias ocurre que la sangre no tiene los suficientes glóbulos rojos sanos por falta de hemoglobina. Y para producir los glóbulos rojos el organismo necesita sus vitaminas, minerales y nutrientes en la cantidad adecuada, y en especial el hierro, el ácido fólico y la vitamina B12. Por supuesto, la forma más adecuada y más saludable de conseguir todos los nutrientes es a través de una dieta equilibrada.

Aunque la principal causa de la anemia es una alimentación inadecuada, también puede aparecer como consecuencia de algunas enfermedades como el cáncer, la leucemia, algunas dolencias crónicas y, en algunos casos, puede responder a un factor hereditario. El embarazo es uno de los momentos en la vida de las mujeres en los que más riesgo hay de padecer anemia.

Los síntomas que anuncian la anemia pueden ser característicos de muchas otras afecciones, por lo que conviene acudir al médico para que haga un diagnóstico seguro. Aparte del cansancio o agotamiento, la persona que sufre anemia puede notar las uñas quebradizas, palidez en la piel, dificultad para respirar y mareos.

Relación entre anemia y alimentación

Una vez que la anemia aparece, los tratamientos varían desde medicación para el sistema inmunitario, hasta transfusiones de sangre, pasando por los suplementos de hierro, ácido fólico y vitamina B12. Pero tratándose de un problema, la mayoría de las veces, de una alimentación deficiente, conviene incidir en la importancia de la prevención.

Mucho se ha hablado de la inmensa suerte que tenemos en estas latitudes de contar con la comida mediterránea por sus conocidos efectos beneficiosos sobre la salud en general. Sin embargo, los casos de anemias relacionados con la alimentación no hacen más que aumentar, lo que nos viene a demostrar que comemos mal. Lo ideal es llevar en todo momento una alimentación equilibrada, pero aquellas personas que tienen tendencia a sufrir anemia deben aumentar el consumo de carnes rojas y mariscos por su alto contenido en hierro, así como el chocolate y la soja.

También es importante tener en cuenta que hay periodos en la vida de las personas que son especialmente propicios para la aparición de la anemia, por lo que es importante extremar el cuidado en una buena alimentación en esos momentos. La mujeres embarazas necesitan una cantidad de hierro mayor y los niños cuando dejan la alimentación láctea pueden padecer anemia. La adolescencia, la menopausia y la tercera edad son también momentos de riesgo de anemia.

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