Por qué es tan difícil dejar de fumar

Razones por las que debes dejar el tabaco

Laura Sánchez, Filóloga

Durante décadas se nos vendió la imagen desde la publicidad, el cine, la televisión y los eventos deportivos del tipo duro y atractivo con un cigarrillo en la mano y de la mujer glamurosa que esperaba fumando. Con el paso del tiempo las autoridades sanitarias empezaron advertir de los riesgos para la salud que implicaba fumar y los gobiernos elaboraron restricciones publicitarias y leyes que dejaron al fumador literalmente en la calle. Hoy en día, ni los tipos duros ni las mujeres sofisticadas fuman ya y, sin embargo, mucha gente sigue enganchada al tabaco y se desesperan tras cada intento fallido por dejar de fumar.

La adicción física

Con toda la información que tenemos sobre los efectos tóxicos del tabaco en nuestra salud, sabiendo que ganaríamos unos cuantos años extra de vida si dejáramos de fumar, y notando cómo cada día se resiente más nuestra calidad de vida, la pregunta que nos hacemos es ¿por qué es tan difícil dejar de fumar?

Parece que la mayor dificultad a la hora de dejar el tabaco se encuentra en la nicotina. Una droga altamente adictiva que nos impide alejarnos del cigarrillo por razones físicas, psicológicas y sociales. La nicotina llega a la sangre a través de los pulmones y en tan sólo 7 segundos alcanza el sistema nervioso central uniéndose a los receptores del cerebro causantes de proporcionarnos las sensaciones placenteras.

Por si la rapidez de la nicotina no fuera suficiente, se trata de una sustancia que genera uno de los síndromes de abstinencia más difíciles de superar. Nerviosismo, ira, taquicardia, insomnio, depresión, angustia, aumento de apetito y falta de concentración son sólo algunos de los síntomas que hacen muy difícil superar la adicción al tabaco.

La adicción psicológica

Pero la adicción física a la nicotina no es ni mucho menos el mayor problema al que nos enfrentamos cuando queremos dejar de fumar. Porque los inconvenientes físicos del síndrome de abstinencia se pueden paliar fácilmente con ayuda farmacológica, no así los problemas emocionales que supone dejar el tabaco.

Al tratarse el fumar de un acto mecánico, la mayoría de las veces no somos conscientes de los cigarrillos que estamos fumando, sin embargo sí notamos más su ausencia. Relacionamos el tabaco con cualquier actividad cotidiana, cuando estamos relajadas entre amigas, cuando estamos de fiesta, cuando estamos descansando, cuando estamos nerviosas, cuando estamos deprimidas... Lo cierto es que encontramos en cada momento del día motivos suficientes para encender un cigarrillo, porque creemos que no seremos capaces de afrontar esos momentos sin tabaco. Nada más lejos de la realidad.

Ante la dificultad que entraña dejar de fumar y ante el aumento de recaídas en esta adicción, los especialistas se han dado cuenta de que la terapia farmacológica no es suficiente y, hoy en día, la mayoría de los programas para dejar el tabaco incluye también la ayuda psicológica. Y reconocemos que no es fácil enfrentarse a las obligaciones y tareas diarias sin tabaco, pero merece la pena intentar dejarlo una vez más.

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