Enfermedades bucodentales más frecuentes en verano

Saúl C. Montaño Quintanilla

El verano es una época de infecciones. Los problemas gastrointestinales, infecciones de orina, insolaciones, etc. están a la orden del día. La boca tampoco está libre de riesgos, y con el calor aumentan los problemas bucodentales. Extremar la higiene dental se hace más necesario que nunca para no tener problemas en vacaciones.

La boca, más sensible en verano

El calor hace que aumenten las bacterias y la boca es uno de los lugares más sensibles. Al ser el lugar por donde primero pasan los alimentos, las bacterias pueden actuar en la boca y por eso son frecuentes enfermedades tales como aftas, caries o gingivitis.

El cambio de hábitos y la relajación de las costumbres habituales hace que sin darnos cuenta ayudemos a la aparición de determinadas patologías bucodentales. Es común que en verano, si salimos a comer o a cenar fuera no nos lavemos los dientes, con lo que pueden aparecer las temidas caries. También pasamos más tiempo fuera de casa e ingerimos alimentos y bebidas con un alto contenido en azúcar, como son los helados o los refrescos. El hecho de que no tengamos a mano el lugar y las herramientas para mantener la higiene dental cotidiana no debería ser un impedimento para concienciarnos de la importancia de este gesto.

La deshidratación, frecuente en verano, es otro de los factores determinantes para que aparezcan los problemas bucodentales. Una persona deshidratada pierde la capacidad de salivación y con ella, su labor desinfectante, por eso es posible que aparezcan procesos de gingivitis o periodontitis, o incluso una infección por hongos.

Como prevenir las enfermedades bucodentales

Los expertos aconsejan extremar la higiene bucal en verano para evitar estas enfermedades. Es necesario cepillarse los dientes al menos dos veces al día, incluyendo el cepillado de la lengua y el interior de las mejillas, para asegurarnos la completa desaparición de las bacterias. También es conveniente utilizar el hilo dental así como un colutorio al menos una vez al día. Pero en la medida de lo posible sería ideal aumentar la higiene llevando con nosotros un set de higiene bucal de viaje, apto para llevar en cualquier bolso, y utilizarlo después de cada comida.

Se recomienda no abusar de las bebidas azucaradas, el alcohol o el tabaco y consumir alimentos que nos protejan de la aparición de bacterias, como pueden ser las frutas, verduras, y sobre todo, beber mucha agua.

Se debe tener especial cuidado en los niños, porque son los más sensibles a padecer este tipo de enfermedades bucodentales. En verano los niños están menos vigilados y muchas veces tienen total libertad para consumir dulces y refrescos en exceso y a cualquier hora del día. Este hábito, unido a una falta de higiene, favorece la aparición de caries así como otras infecciones bucales.

Los niños también son más susceptibles en verano a sufrir pérdidas dentales por traumatismo debido a los juegos que practican sin la supervisión de un adulto. Por eso es necesario extremar las precauciones y vigilar a los niños si no queremos pasarnos el verano en la consulta del dentista.

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