Historia de amor con final feliz: un amor de verano

No todos los amores de verano tienen final

Laura Sánchez, Filóloga
En este artículo
  1. Ligue de verano
  2. El final del amor de verano

Era un lugar para escapar. Una pequeña isla rodeada de un mar tranquilo, lo suficientemente alejada de su mundo como para olvidarse de todo, recuperar la calma y reencontrarse con ella misma. El lugar perfecto para Sara que estaba dispuesta a dejar de lado sus viejos amores tóxicos y empezar una nueva vida. Lo que no se imaginaba ella era que también era el lugar perfecto para empezar su mejor historia de amor.

La isla poseía la contradictoria vida vacacional que ofrece calma, relax, meditación o fiesta desenfrenada según las necesidades de cada cual. Sara iba en busca de sosiego. No así Mario, que bajó del barco con su grupo de amigos dispuesto a beberse las noches y no perderse ni un solo amanecer. Y fue en uno de esos amaneceres, mientras Mario despedía la noche, cuando conoció a Sara. Un amanecer en el que empezó una historia de amor.

Ligue de verano

Las reticencias de Sara a tener una aventura de verano en una isla perdida del mundo se vinieron abajo en cuanto Mario la hizo reír tres minutos después de haberse encontrado caminando por la playa. Su ingenio y su naturalidad la desarmaron y se dejó llevar. Al fin y al cabo, uno de sus propósitos para esas vacaciones era aprende a ser menos reflexiva, a dejar de darle vueltas a todo.

La verdad es que Mario se lo puso fácil; la verdad es que Mario hacía las cosas tan fáciles. Le proponía paseos en bici, cafés con charla en el puerto y siestas ardientes que se prolongaban hasta la mañana siguiente. Sara estaba viviendo una auténtica historia de amor de verano. Y como tal, sabía que llegaría a su fin.

Hasta el final de las vacaciones disfrutaron el uno del otro con toda la intensidad de saber a ciencia cierta que has encontrado a tu media naranja. Aunque los dos eran lo suficientemente realistas como para no idealizar estos amores de verano. Conocer la fecha de caducidad de su historia les hizo entregarse por completo, sin reservas, sin miedos.

El final del amor de verano

Pero el momento de la despedida llegó, al mismo tiempo que el final del verano. Y ninguno de los dos se atrevió a ir más allá, ninguno de los dos habló del futuro, ni de su historia de amor. Los kilómetros que separaban sus mundos eran suficientes como para no hacer planes y limitarse a recordar su amor de verano a través de Facebook.

Sara volvió a su vida. Tal y como se había propuesto, era una vida renovada, con cambios apreciables en su forma de tomarse las cosas. Más feliz, más optimista, pero ahora con un toque de melancolía que nunca antes había sentido. Porque esa melancolía era distinta, le dolía pero le hacía sentirse más viva que nunca. Y el motivo de su melancolía era Mario.

Mantuvieron el contacto en las redes sociales y, sin decirse nada el uno al otro, más que nada por no hacerse daño, los dos soñaban con volver a estar juntos. Con estar juntos para siempre. Fue ella la que un día le propuso volver a la isla, esta vez para quedarse. Y él aceptó, transformando así un ligue de verano en una historia de amor con final feliz.

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