Sin pareja y sin hijos; pero muy feliz

Vivir a tu manera es el secreto para ser feliz

Laura Sánchez, Filóloga
En este artículo
  1. Vivir feliz sin pareja
  2. Vivir feliz sin hijos
  3. Vivir a tu manera: el secreto para ser feliz

Ya desde pequeñas nos preguntan que si tenemos novio, nos regalan muñecos bebés para ejercer de madres desde la más tierna infancia y también nos preguntan qué queremos ser de mayor. Todo esto y muchos mensajes más nos dibujan en nuestro panorama mental una situación que pasa por vivir en una relación de pareja, casarte, comprarte un pisito, tener hijos y buscar un trabajo compatible con tus funciones de esposa y madre que no siempre coincide con tus propios deseos. ¿Qué pasa si vives sin pareja y sin hijos? Que puedes ser feliz.

Vivir feliz sin pareja

La mención a tu supuesto novio no la sufres únicamente en la boda de tu prima o en los eventos familiares. Seguro que más de una vez has escuchado preguntarle a una niña que está jugando en el parque con otros niños cuál de ellos es su novio. La pregunta es aterradora, porque implica cierta obligación a elegir un novio ya desde la infancia. Como si no pudiera jugar y divertirse sin tener que elegir un novio.

La pregunta se repetirá a lo largo de toda su vida. Esa niña crecerá y se convertirá en una mujer empoderada e independiente que no tiene como objetivo en la vida encontrar el amor, sino ser feliz. Con amor o sin él. Y tendrá que seguir aguantando comentarios y preguntas indiscretas porque algunas personas no logran entender que se puede vivir feliz sin pareja.

¿Se puede ser feliz sin pareja? Desde luego. El estado civil no afecta tu felicidad porque tu felicidad depende de ti misma y, como diría Ortega y Gasset, de tus circunstancias. Tener buena salud influye mucho a la hora de ser feliz, tener claro lo que quieres en la vida y caminar en esa dirección para conseguirlo también influye en ser feliz. Pero tener pareja o no tenerla no influye para nada.

Vivir feliz sin hijos

¿Y qué me dices de los hijos? Que ya tienes una edad y la gente te mira con suspicacia porque no eres madre ni parece que tengas intención. Dan por hecho que tienes que ser madre sí o sí cuando tener hijos es en realidad una elección en la vida como otra cualquiera. Sí, hemos dicho elección, no obligación. Como eliges los estudios que vas a cursar, la ciudad donde quieres vivir y el destino de tus vacaciones. Ah, claro, que hay gente que no elige ese tipo de cosas y se deja llevar por lo que dictan los cánones.

Pero los cánones no están hechos para todo el mundo. Hay personas que quieren ser felices y la única manera de conseguirlo es vivir a tu manera, ser fiel a ti misma, no a los demás y crearte un entorno amigable. Porque es cierto, hay algunas cosas de nuestro mundo que podemos modificar y moldear a nuestro antojo. Y si en nuestro mundo no tienen cabida los hijos, se toma la decisión de no tenerlos. Lo mismo que otras mujeres toman la decisión de tenerlos. ¿O acaso hay mujeres que no han tomado esa decisión y han tenido a sus hijos porque 'tocaba' tenerlos?

Vivir a tu manera: el secreto para ser feliz

Las mujeres que no tienen pareja, las mujeres que no tienen hijos son felices, pero no siempre. Lo mismo que las que sí tienen. La felicidad no es una sensación continua o permanente. Estas mujeres solteras y sin hijos también se amargan, también tienen días tristes y momentos en los que se sienten agotadas. Y otras veces vencidas, ¿por qué no? Luego toca levantarse y seguir, como todos y cada uno de los mortales.

Tampoco hay que pensar que porque vivas soltera y sin hijos vas a vivir en una eterna fiesta o que esa situación personal te va a conducir sí o sí al éxito profesional. La imagen de la mujer de negocios, soltera y sin obligaciones familiares que sale cada noche en busca de sexo ocasional y lo encuentra y que viaja por todo el mundo con sus amigas es tan ficticia como la de la madre de familia que se siente feliz por haber renunciado a su vida personal.

Entonces, ¿dónde está el secreto de la felicidad? En vivir a tu manera. Y la felicidad, como el éxito, como el amor y como otras tantas cosas en la vida, no está garantizada. Hay que trabajarla todos los días.

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